TLta televisión andaluza ha prohibido reproducir SMS con faltas de ortografía. Ustedes no me ven, pero estoy aplaudiendo. ¿Qué otra cosa se puede hacer? Yo he estado siempre convencida de que la forma predetermina el fondo. El tiempo rápido y mostrenco en el que vivimos parece autorizarnos a que pasemos por alto las cosas que no son imprescindibles para funcionar en la vida diaria. A saber: ortografía, educación, urbanidad, escuchar cuando nos hablan y leer libros gordos. Pero resulta que todas esas minucias van formando el tejido social en el que nos movemos y nos dan entidad de seres humanos completos. Todas emanan de valores que me parecen irrenunciables. Por ejemplo, el respeto. Si nos fijamos, las normas de educación siempre buscan no irrumpir en los derechos del de al lado; el escuchar nos lleva a valorar al contertulio, y la lectura y la ortografía a dar un lugar preeminente a la cultura. Menospreciar esos detalles es como fomentar el vandalismo, el caos. La medida andaluza merece una ovación cerrada. No sé si será efectiva, pero es paradigmática, un modo de demostrar que no serán bienvenidos aquellos que desprecian ciertas pequeñeces. Porque los símbolos son importantes, y la palabra es un símbolo de que somos personas.

*Escritora