C omo nací en los umbrales de un otoño, es del otoño que empieza de lo que se me ocurre escribir.

Nada quisiera decir de tanta actualidad. Nada de tantos hechos, noticias, desgracias, guerras, políticas y demás. Ninguna opinión que dar de todo eso. El mundo se ha parado hoy para mí en esta estación que comienza. Porque esta mañana, al asomarme a la calle, he visto el otoño en ella.

Estaba parado como un muerto y tenía en los bolsillos membrillos podridos del pasado, y un cigarrillo consumiéndose en una comisura de su boca desenterrada. Cuando desperté, estaba el sol desvanecido en la pared de Esperanza, la vecina de enfrente. Me levanté del sillón y me fui a pasear el pueblo. Pasé por las calles más viejas, esas calles que no han cambiado nunca para mí. Eran, son calles, donde acaba, cuando voy por ellas de tarde en tarde, de morirse el verano, y donde suenan las voces de los chiquillos que jugábamos al escondite inglés.

Calle del Calvario, barrio del Cura, o El Regajo. Cuántas calles llenas de otoño ahora, cuando al recorrerlas me acuerdo de los amigos vivos y de los amigos muertos. Y está el pueblo con su atrio y su iglesia y la torre, alta, que parece cobijar, con una amable santidad, a las acoquinadas casitas rurales que se amontonan a su alrededor. Y más abajo, se balancean casi dulcemente, los estilizados cipreses del cementerio. El otoño me besa al atardecer.

POR LA EDUCACIÓN

Pacto de Estado

José Ramón Talero

Profesor

Poseer cultura es mucho más que acumular conocimientos. El derecho a la libertad está unido al derecho a la educación. Por ello es importante que todos los chavales puedan disponer de una educación de calidad y en libertad. Para tener un país libre y hacer una democracia ejemplar es imprescindible conseguir una unidad de pensamiento y hacer de la educación una cuestión de Estado. Lo que no podemos consentir es la falta de lógica y con­gruencia en el ámbito de la enseñanza. Cada vez que entra un gobierno nuevo se destruye lo que hizo el anterior. La realidad cultural de nuestra sociedad y los índices de fracaso escolar hacen que cada vez vayamos al precipicio de la mediocridad. Un país culto es un país libre y esa cultura y esa libertad nos da trabajo, riqueza y prosperidad. ¿A dónde vamos a ir, si nuestros jóvenes no se están preparando adecuada­mente y se van cambiando los planes de estudio al antojo de nuestros gobernan­tes? La cohesión, la unidad de criterios, la unificación de planes de acción, en relación a cada una de las discipli­nas o materias que se impartan, todo ello sería una solución para nuestro desarrollo educa­tivo. Una enseñanza que orienta a los alumnos en función de sus intereses, esfuerzo y rendimiento académico hará que tengamos una sociedad preparada de buenos profesionales competitivos y no una sociedad encauzada a la comodidad, desgana y falta de ilusión por la cultura y el estudio. Señores políticos: hagan de la educación un pacto de Estado.

MATERNIDAD

Ser madre a los 62

María Marcos

Profesora

Me sorprende que una mujer sea madre a los 62 años, dos décadas después de tener la menopausia, incluso me sorprende que sea madre soltera con dos hijos más y me sorprende que afirme que su cuerpo esta físicamente bien para soportar un parto. Pero lo que me preocupa y enfada son los comentarios de algunos entendidos que aseguran que, a los 62 años, una mujer no está capacitada para ser madre, y recalco la palabra mujer porque cuando son los hombres los padres no los juzgamos de la misma manera. Y yo me pregunto: ¿cuántos hombres han sido padres a los 60, algunos de ellos mediáticos?