No todo en la prensa va a ser contemplar el bochorno socialista o elucubrar sobre por qué Sánchez, sometido al más cruel bullying, se aferra de semejante modo a Ferraz. No es divertido y es morboso. Y si alguien se está frotando las manos ante el descalabro del partido de izquierdas que más ha hecho por la construcción de una España democrática, la cosa es grave. Sin embargo, hay otras noticias menos estresantes pero también curiosas, más allá de que no pueda entenderse que existan diez razones para que la gente odie -el verbo odiar se utiliza con demasiada frivolidad- a la dulce Gwineth Patrol, incluso aunque la limpieza vaginal hecha en un minitrono con una combinación de vapor de infrarrojos y artemisa sea su mayor preocupación, como por lo visto lo es.

No me negarán, por ejemplo, que abre amplísimas perspectivas de futuro el hecho de que haya ahora casas que se controlan con la voz, con lo cual dentro de poco en lugar de hablar con la empleada para que abra la puerta de la terraza al perro o con el cónyuge para que apague de una vez el aire acondicionado, habrá que decírselo a las paredes. Y es que hay un estudio de diseño en Nueva York cuya filosofía- hoy se llama filosofía a cualquier cosa- consiste en la integración de sensores que controlan todos los gadgets caseros, desde la cafetera a la televisión y además a distancia. La cosa ya pinta peor cuando el creador del invento augura que llegará el día en que hablaremos con nuestra casa “como si fuera una persona y será lo suficientemente inteligente para tomar decisiones”. Da un poco de yuyu, aunque quién sabe, viendo el panorama político español, tal vez una casa tome mejores decisiones que tantos humanos.

Por último, y les presento ahora un quiebro casero, otra noticia sabrosa es la de que para los extranjeros que viven en España, esta sigue siendo el país de la siesta y el de “vuelva usted mañana”. Y le dejo a usted, querido lector, que resuelva si es lógico o paradójico que nuestra querida patria a la vez sea el segundo país del mundo en calidad de vida y relaciones personales.