WEwl nuevo incidente diplomático entre España y el Reino Unido por el atraque en el puerto de Gibraltar de otro submarino nuclear averiado viene a demostrar que Londres ha hecho oídos sordos al malestar que produjo un caso similar en mayo del año 2000.

Entonces fue el Tireless el sumergible británico que fue al Peñón para reparar una avería grave --y peligrosa-- en el reactor. Ahora es el Sceptre, y según los británicos únicamente tiene un problema de motor. No habría en este caso ningún riesgo de accidente nuclear. Sin embargo, el desprecio del Gobierno de Tony Blair hacia la sensibilidad española sigue siendo patente.

La llegada del submarino nuclear Sceptre coincidió con el inicio de la campaña para el referendo de la Constitución europea. Es un contrasentido que mientras se llama a los ciudadanos a las urnas para refrendar un paso muy importante en la construcción de la Europa cohesionada, Gran Bretaña reavive un conflicto tan anacrónico como el de Gibraltar entre dos países miembros de la UE. Además de una falta de sensibilidad es una tontería. Por eso el Gobierno español en este tema debe tratar a Londres no como un amigo, sino como a un socio descortés y maleducado.