Lo importante tras un cambio de ministros es saber si cambiará la política de los departamentos remodelados: especial curiosidad suscita lo que pueda anunciar el nuevo titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba , que llega en un momento clave para el desmantelamiento de ETA.

Puede que Rubalcaba ofrezca algunas pistas, a partir de su toma de posesión de hoy, acerca de cómo pretende aproximarse a la oposición para emprender conjuntamente, como quiere Zapatero , el camino de una eventual negociación con la banda. Algún movimiento habrá de hacer para paliar el rechazo que tanto Mariano Rajoy como otros dirigentes del PP han mostrado hacia su designación.

Pero, al margen de estas cuestiones, todo cambio ministerial comporta, a la vez, relevos en los segundos escalones de los departamentos: este será, sin duda, uno de los temas de especulación a lo largo de esta semana. José Bono actuó, como es típico en él, de manera especialmente personalista en la selección de los altos cargos de Defensa. Desde el secretario de Estado, Francisco Pardo , hasta el director de los servicios de inteligencia, Alberto Sáiz , son personas de muy especial confianza del hasta hoy ministro de Defensa. Como se juzga que lo es el director de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche , cuya sustitución ya se viene rumoreando desde hace meses. Y, aunque tanto el nuevo (desde hoy) titular de Defensa, José Antonio Alonso , como el inminente ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, han dejado saber que van a optar, básicamente , por la continuidad en los altos cargos, algunas sustituciones van a ser imprescindibles.

TODOS consideran seguro el relevo del secretario de Estado de Defensa, Francisco Pardo , procedente de las filas políticas castellano-manchegas y siempre muy ligado a Bono. No parece tan claro, por el contrario, que el director del Centro Nacional de Inteligencia, Alberto Sáiz, igualmente procedente de Castilla-La Mancha y emparentado con Bono, vaya a ser relevado de un cargo al que llegó en medio del escepticismo general. Lo mismo puede decirse del número dos de Interior, el secretario de Estado de Seguridad Antonio Camacho . Lo cual no quiere decir que no se vayan a producir cambios en las cúpulas policial y de la Benemérita. Desde hace meses se viene hablando del cese del general Gómez Arruche, algo que no se ha concretado, acaso, por la protección que Bono dispensaba a este general de Aviación, que ha sufrido un par de tropezones , cierto que sin relevancia, en su estancia al frente de la Guardia Civil, donde fue acogido con más indiferencia que calor o rechazo.

Por lo demás, se considera que tanto Alonso como Pérez Rubalcaba son personajes sin demasiada clientela política. Pero ello no evitará que haya trasvases de un buen número de funcionarios, desde jefes de Gabinete hasta directores de comunicación y asesores. Ello va a ser especialmente cierto en el caso del Ministerio de Educación, donde existe coincidencia en que hay sectores, como la Universidad y la investigación, que no han logrado levantar suficientemente el vuelo. Se considera probable que tanto la Ley de Educación como la política universitaria serán gestionadas por personas afectas al mundillo de Mercedes Cabrera , a la que se considera cercana tanto a Gregorio Peces-Barba como al director de la oficina económica de la Presidencia, el influyente desde la sombra Miguel Sebastián .

A nadie le caben dudas de que Zapatero ha introducido una mayor uniformidad en su Gobierno, al tiempo que lo priva de un debate interno sobre las cuestiones clave a las que habrá de enfrentarse en los próximos meses.

*Periodista