La propuesta hecha por el secretario del PSOE de Cáceres, Juan Ramón Ferreira , a PP e IU para celebrar un encuentro en el que se acuerde el mejor modo de poner punto y final a la crispación que se vive en los municipios cacereños de Sierra de Fuentes, Valdefuentes y Carrascalejo, tiene que ser necesariamente saludada. Como también tiene que serlo que los otros dos partidos la hayan acogido tan prontamente. El solo hecho de que las tres formaciones estén dispuestas a hablar ya es un triunfo de la política. Porque lo que está ocurriendo en esas localidades es, precisamente, lo contrario: que la Guardia Civil tenga que entrar en un ayuntamiento democrático para tratar de evitar enfrentamientos, o que las disputas políticas hayan derivado en peleas, insultos o querellas de las que un juez tenga que ocuparse significa que en algún momento la política, es decir, la capacidad para evitar enfrentamientos, aunar intereses y decidir pensando en el bien de los ciudadanos, ha dejado paso a otra cosa que nada tiene que ver con la convivencia como objetivo superior de los partidos. Ahora falta rematar la faena. O lo que es lo mismo: que la intención mostrada por PSOE, PP e IU no se quede en palabras y que la voluntad de evitar la crispación llegue, efectivamente, a esos municipios.