TQtuién ha desconectado los mandos? El mundo parece haber perdido el norte y nadie hace nada para volverlo a su sitio, mientras algunos se aprovechan de la situación para su beneficio. La economía no está peor que hace unos meses, pero la desconfianza y la especulación han puesto todo patas arriba. Las Bolsas están en caída libre y Estados Unidos y la Unión Europea andan perdidos. No digamos los gobiernos de Italia, España o la propia Alemania... En Inglaterra, los disturbios por la muerte de un joven negro en Tottenham, abatido por los disparos de la policía, han dado paso a escenas indescriptibles de violencia, pillaje e incendios no sólo en Londres, sino en otras ciudades, con otra muerte más. ¿Qué razón hay para esta propagación y esta violencia indiscriminada? Ninguna, pero se produce y los que tienen el control de la situación no saben qué medidas tomar, y no las toman, sean la policía, los ministros de Interior, el presidente del Banco Central Europeo, las autoridades económicas de cada país...

En España, al margen de la situación política y económica, ambas con pronóstico grave, por no decir desesperado, casi todos los políticos y responsables económicos andan de vacaciones. No todos, porque la vicepresidenta ha decidido que para que haya dinero en las arcas públicas, las grandes empresas paguen el impuesto de sociedades por adelantado. No digo yo que no sea necesario, pero ¿no habría que explicarlo y negociarlo? En algunas comunidades autónomas, mientras unos siguen buscando facturas pendientes para saber la deuda real, otros miran de dónde recortar y en breve tendremos propuestas inteligentes y otras para programas de humor. Ya lo verán. Los únicos que están callados, callados hasta no decir ni pío, son los sindicatos. Deben estar haciendo la pretemporada para una posible victoria del PP en las elecciones.

Y, por si fuera poco, los indignados, los ateos y los agnósticos se unen para protestar por el principal problema que tiene España en estos momentos que, por si no lo saben, es la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, que va a traer a Madrid a más de un millón de jóvenes católicos de todo el mundo, que va a ser una inyección económica en medio de la crisis y que va a potenciar la imagen de España en las televisiones del mundo. Pues eso, los indignados, los agnósticos y, aquí sí, los sindicatos no sólo quieren montar una manifestación anti en pleno centro, cerca de las concentraciones de la JMJ, (sin ningún ánimo ofensivo, faltaría más), sino que quieren paralizar el aeropuerto y el metro para que los jóvenes no puedan desplazarse y Madrid dé la peor imagen posible. Un despropósito más.

Tiene razón Rubalcaba cuando habla de un pacto para moderar salarios y beneficios. Pero un acuerdo, que debería ser mucho más amplio, exige sentarse a negociar desde el sentido común. No hay que esperar a las elecciones. Hay que sentarse ya, dejar los intereses partidistas y gobernar con sentido común. ¿Lo quiere alguien?