TEtspaña envejece. Según el Libro Blanco de Envejecimiento Activo , del Ministerio de Sanidad, por primera vez en España los mayores de 65 años superan a los menores de 15. Este dato no es el único preocupante que aparece aunque los responsables del documento se enorgullezcan más de la esperanza de vida que de la calidad de la misma.

La proyección indica que en el 2049 el 32,5% de la población tendrá más de 65 años. Los menores de 14 serán solo el 15%. Si sumamos ambos porcentajes (aún teniendo en cuenta la jubilación a los 67 compensada por los 16 años a los que se permite en España trabajar) nos da un 47,5% de población que no cotizará a la Seguridad Social, y eso sin contar el paro o la incorporación tardía al mundo laboral de nuestros jóvenes (incremente usted otro 20%).

El panorama es para echarse a temblar y con esto no justifico la ampliación de la edad de jubilación pues deberían ser otras las medidas a tomar. Seguramente sumando reformas o implicando otros ministerios e incluso a la Banca, que vive de multiplicar sus beneficios de nuestros bolsillos y del Estado (que también es nuestro bolsillo) y, sin embargo, no aporta parte de esos beneficios al sistema de régimen pasivo.

El futuro pasará inexorablemente por aportaciones porcentuales a tres bandas para la cofinanciación del sistema general de pensiones, una estatal, otra privada (banca) y otra individual, tiempo al tiempo.

Por otro lado nos enfrentamos unas preguntas: qué hacen, qué quieren o qué queremos que hagan nuestros sexagenarios. Un 70% de nuestros mayores cuidan de sus nietos; el 87% destaca que quiere sobre todo ser autónomo y un 89% declara mantener relaciones familiares intensas, lo cual me da a pensar que más que amor de abuelo hay cada vez más necesidad de los hijos a obligar a sus padres a cuidar de los suyos como hicieran con ellos, aspecto que a buen seguro y con el agudizamiento de la crisis irá a más. De hecho, habría que hacer otro estudio para saber actualmente cuántos abuelos acogen o cuidan no solo a sus nietos sino también a los padres.

En el libro falta algo muy importante: las gracias a aquellos que después de padres siguen siendo padres, madres, abuelos, canguros, cobijo, refugio, ayuda y que a veces sostienen un país simplemente con el altruismo natural que la condición les otorga.