Usted no sabe, Fernando Drake, el daño que su engaño no está haciendo. Y me incluyo porque, aunque no tengo ningún familiar con necesidad de ayuda, sí soy una persona solidaria que, siempre que puedo, ayudo a esas personas y, ahora, las dudas sobre el fin último de esa colaboración económica me invade.

¿Cómo es posible que haya sido capaz de utilizar a su hija, la vida de su hija, para engañar a los ciudadanos? ¿Cómo es posible que intente enriquecerse (o eso me parece a mí) jugando con algo tan sagrado como es su hija y su salud?

Sólo espero que la Justicia sea justa y recaíga sobre usted con todo su peso.

También espero que este incidente no repercuta negativamente en otras personas que verdaderamente pidan ayuda porque la necesitan.

Por cierto, Fernando, de nada me sirve que devuelve el dinero (es lo mínimo que puede hacer, aunque he leído que no es así porque tanto sus cuentas como las de la asociación Nadia Nerea están bloqueadas por orden judicial) y que pida disculpas porque ha quebrado nuestra confianza (la de la sociedad). Siempre pensé que el ser humano era capaz de muchas cosas, pero nunca imaginé una manipulación tan vil y mezquina de un hijo.