Las próximas elecciones presidenciales en Francia arrojan un aluvión de interrogantes, entre ellos el alcance de la candidatura de Le Pen y su Frente Nacional. Sea como sea, esta claro que volverá a gobernar la derecha. Se da por hecho el papel testimonial que desempeñarán los socialistas, a los que las encuestas no otorgan el paso a la segunda vuelta, y, por tanto, el duelo entre el centro-derecha y Le Pen decidirá el próximo inquilino del Elíseo. Los resultados de la primera vuelta de las primarias de los de centro-derecha ofrecen varios titulares sorprendentes a la par que inquietantes. Las encuestas han fracasado una vez más, puesto que la augurada pugna Sarkozy-Juppé se ha visto frustrada por la irrupción de François Fillon. Un candidato del ala más conservadora del partido, un gaullista que promete reducir el gasto público, alargar la jubilación y prohibir la adopción a los matrimonios homosexuales, además de echar el cerrojo a la inmigración estableciendo cuotas. Recalcable también es el fracasado retorno de Sarkozy. El escenario que se vislumbra es un enfrentamiento entre la extrema derecha con piel de moderada encarnada por Le Pen y un candidato con un abrumador apoyo entre los simpatizantes de derecha. Eso sí, si las encuestas aciertan.