Se equivocan quienes creen que la prioridad de la banda de asesinos de ETA son los territorios, o los presos, o la autodeterminación. ETA necesita controlar todo y a todos y, cediendo, la paz no llegará nunca y los ciudadanos vascos jamás tendrán libertad. La libertad no se reduce a votar en unas elecciones; para que las sociedades sean libres es necesario que existan unas instituciones que garanticen una convivencia sin miedos. Las instituciones vascas ni han sido capaces ni han querido trabajar por la democracia; los nacionalistas se han apoyado en el fanatismo y el terror de ETA para incrementar sus votos, y han permitido la contaminación de todas las instituciones fomentado la introducción en ellas de elementos que, lejos de garantizar la democracia de los ciudadanos, han contribuido a expandir la exclusión y el odio. Las concesiones del Gobierno de España a los etarras no van a favorecer a los moderados ni a los demócratas, sino a los terroristas. Los terroristas han entendido que la sustitución de la lucha contra el terrorismo por el apaciguamiento les favorece, que su estrategia ha funcionado. Ni se puede ni se debe ceder ante una secta dictatorial que pretende controlar las mentes de sus súbditos para que nos odien y que desea nuestra destrucción.

El Gobierno de España tiene la obligación de atender al derecho fundamental de los ciudadanos vascos a vivir en libertad. No puede renunciar al País de las Libertades por el de Nuncajamás.

Ana Martín Barcelona **

Cáceres