Durante toda la semana no han parado de sonar en mi cabeza una y otra vez las palabras de J.F. Kennedy que en esta columna citaba el viernes pasado. Sí, es cierto que tomaban otro matiz, pero no menos relacionado ni menos importante, quizá sea el comienzo de lo que termina en amenaza o fuerza. Todo empieza con una lluvia fina, una vez para expresar esto mismo me hicieron la siguiente metáfora: si quiero quemarte la mano de verdad, nunca te la pondría en una sartén, lo haría en una olla con agua fría y poco a poco te iría subiendo la temperatura, tú aguantarás hasta que la tengas absolutamente quemada por la cocción, de la otra manera enseguida te darás cuenta de que quema y la quitarás, el daño existe en ambos pero en la primera aprenderás a predecirlo, la reacción será rápida, en la segunda la profundidad de las heridas será mucho mayor y tu capacidad de reacción menor. Me resultó durísima pero no la olvidé.

Y así, uno comienza saltándose las normas un día, otro desautorizo a la justicia, otro desprestigio a las instituciones y así hasta que como decía J. F. Kennedy: «ninguna ley estaría libre de duda, ningún juez estaría seguro de su mandato, y ningún ciudadano estaría a salvo de sus vecinos».

Un día en la diputación permanente del Congreso de los Diputados el Grupo Parlamentario de Vox se sienta en el lugar del gobierno, increpa, y desobedece a la presidenta del Congreso de los Diputados. La imagen en la televisión desdibujó el órgano que vela por los poderes de la Cámara. ¿Antisistemas desdibujando el sistema?

Otro día, la familia Franco dudó de la justicia ante la sentencia para la exhumación de los restos de F. Franco, un dictador, en cuyo régimen la arbitrariedad y la impunidad aún perviven en las cicatrices del país.

Y otro día, en el día a día del debate político extremeño, ayer en la Asamblea de Extremadura veo como el Partido Popular trivializa con los contratos públicos, como si se pudiesen romper sin consecuencias, o como si por capricho una administración decidiese dar o no permisos a las empresas en su derecho de ejercerlo…

El cumplimento de las normas y el respeto de estas es la esencia de una sociedad más democrática y más sana. Se pueden debatir, reformar, eliminar y crear nuevas, pero siempre bajo su cumplimiento. El respeto a las mismas debe ser primordial, banalizarlas, y ensuciarlas nos empobrece a todas y todos.

*Filóloga y diputada del PSOE.