Ha dicho el papa que vendrá a España cuando haya paz. Pensar que lo dijo improvisando es fantasía, y que está mal informado, vana imaginación. Es además improbable, pues sabe Francisco bien lo que es una democracia, que por falta de paz se refiera a los rifirrafes propios de una campaña electoral, aun cuando sean tan irascibles como los insultos que la derechota valiente le ha prodigado a la derechita cobarde, aunque Abascal haya llamado a Rivera enfermo, mentira con patas, esclavo de Macron y Soros, inútil incluso para difamar y caricato. Si bien la campaña está crispada, lo anterior no son más que insultitos, comparados con las ocurrencias de Salvini, y su santidad pisa a diario Italia. Deduzco, por tanto y me siento libre para hacerlo debido a la ambigüedad del aserto, que se refería a Cataluña, único lugar de España donde el odio campó a sus anchas durante las tristes jornadas de la DUI y aún campa. Si mi madre me leyera se enfadaría tal vez conmigo, pero opino que en esta ocasión, el pontífice anduvo poco acertado, pues ¿qué mejor misión puede tener el vicario de Cristo que llevar la paz con su presencia a lugares donde es necesaria?

Se preguntó también Francisco ante Évole, teniendo buen cuidado de discriminar entre el gobierno de la nación que retiene al Open Arms y el de la ciudad que no lo hace, que si lo que quieren es que la gente se ahogue. Obviamente ese impersonal en tercera persona tiene un sujeto muy claro que es el gobierno español. Y aunque una no es muy fanática del PSOE, le cuesta mucho representarse a un sádico Sánchez o a unos sádicos ministros y ministras deseando en su maldad un Mediterráneo repleto de cadáveres provocados por la inacción del mencionado barco. Si mi madre me leyera se enfadaría tal vez conmigo, pero opino que en esta ocasión, el pontífice anduvo poco prudente.

Eché de menos además unas lágrimas del papa, no solo por la crueldad de las concertinas, sino por la del silencio vaticano acerca de todos esos niños abusados que atribuyó a la hermenéutica de la época. Y en esto mi madre estaría de acuerdo conmigo.