Es de sobra sabido que el conflicto palestino/israelí, con las consecuencias que conlleva, es el más antiguo litigio histórico, diplomático y bélico que ha conocido la comunidad internacional durante el siglo XX y el principio del siglo XXI.

Se podría decir que lo que se denomina en la terminología geopolítica "conflicto del Medio Oriente" ha adquirido una envergadura y una amplitud hasta el punto que ha generado guerras y confrontaciones de diferentes dimensiones que abarcan lo religioso (Islam, Judaísmo) y lo civilizacional (la civilización árabo-musulmana y la occidental).

Todo ello --mantener el statu quo lo exige--, para desembocar en la lacra de nuestros tiempos post-modernos que es el terrorismo como respuesta a la humillación a la nación árabo-musulmana, que consiste precisamente en la arrogancia diaria y sin límites del gobierno israelí contra un pueblo totalmente indefenso, como el pueblo palestino.

XHUELGA REMITIRx a los detalles de esta tragedia que está pasando ante nuestras indiferentes miradas. Basta referirnos a las principales paradas de este largo proceso histórico que oscila entre los intentos tan deseados de paz y la criminalidad de una guerra injusta y desequilibrada empezando por la Declaración de Balfour, la creación del Estado Hebreo bajo la égida de Naciones Unidas en 1948, la guerra de los Seis Días o la nakba (la derrota en árabe) de 1967, la guerra de 1973 sin olvidar las matanzas de Sabra y Chatila, Tal Zatar, Kafer Kacem y un largo etcétera de esta cadena de genocidios cometidos por el terrorismo del estado sionista de Israel cuyo último eslabón consiste en lo que está ocurriendo ahora en Gaza. Todo esto unido a las traiciones de los líderes de los países árabes de los cuales destacamos la de Jordania del Rey Hussein , en 1970, cuando mató a cientos de inocentes palestinos de los campamentos de refugiados asentados en su territorio, conocido en la memoria colectiva palestina por Septiembre negro , o la firma del acuerdo de Camp David con Israel por el difunto presidente Anwar El-Sadat de Egipto en 1979.

Si a partir de 1948, fecha que marcó profundamente la historia del pueblo árabe, muchos palestinos se vieron arrancados de sus raíces a veces obligados por la fuerza a convertirse a una diáspora en tierras ajenas y, en otras porque no quisieron rotundamente vivir bajo el yugo del colonizador de sus tierras expoliadas, otros han preferido quedarse sin moverse un ápice de sus lugares y su patria sacrificando sus vidas como mártires o acabando como presos en las cárceles del enemigo.

Este conflicto dialéctico , para parafrasear al postergado intelectual palestino Eduard Said , vive otro episodio dramático (más de 700 muertos y más de 2.000 heridos en pocos días) entre población civil y militantes islamistas de Hamás en un intento gratuito de erradicar y exterminar al radicalismo ideológico y político-militar islamista del complejo tablero del Medio Oriente. Israel, con el infalible apoyo de su aliado estratégico, EEUU, está obsesionada en buscar una paz insostenible que obedece ciegamente a sus deseos e intereses en el diseño del mapa de una patria imaginaria a través de la política del palo y la zanahoria consistente, a veces, en las fracasadas negociaciones (la hoja de ruta) con la ala moderada tanto en la OLP como dentro del coro de los líderes del mundo árabe y en otras en la violencia a base de fuego y sangre.

Si es cierto que la mayoría de la Umma (nación) árabe es consciente de la inviabilidad de la actitud negacionista y nihilista de los islamistas debido al contexto internacional actual, también lo es que la calle árabe-musulmana, después de la invasión de Irak no está dispuesta a olvidar y a ceder fácilmente a la tozuda postura de Israel y a su visión estrechamente egoísta de la paz en la región.

Creo que la locura de Israel, cometiendo la matanza de Gaza ante la mirada de toda la nación árabe-musulmana a través de la cobertura mediática directa del canal Aljazira , está poniendo rabioso a un pueblo ya herido en su orgullo y humillado tanto por la pobreza y la represión de los regíenes locales como a nivel exterior por EEUU. Con su actitud y con la de sus aliados, Israel está contribuyendo a la islamización y la radicalización ideológica y doctrinal de las capas sociales más humildes de las sociedades árabes así como dando lugar no a la exagerada fórmula choque de civilizaciones de Huntington , sino más bien al choque de las intolerancias .