XLxa idea de dedicar, en el transcurso del año, un día especial a un tema de interés común es algo que se celebra desde hace décadas. Es cierto que algunas de estas fechas no cuentan con apoyo político ni trascendencia suficiente como para calar en la sociedad. Las buenas intenciones no sólo tienen que existir sino que deben estar apoyadas por las políticas gubernamentales. Afortunadamente el Día Internacional de la Arquitectura, que se celebra los primeros lunes de octubre coincidiendo con el Día Mundial del Hábitat establecido por la ONU, no ha pasado desapercibido.

La arquitectura está presente en la realidad de la vida y, sobre todo, en la vida cotidiana de los ciudadanos. El nivel de la cultura de un país junto con la educación y la sensibilidad de los ciudadanos es lo que nos capacita para vivir en una sociedad más armónica. Por eso la declaración de estas jornadas especiales pretende ayudar a todos a repensar el desempeño de su trabajo de la mejor manera posible para comprometerse ante la sociedad con los objetivos de responsabilidad que constituyen la garantía de futuro de los ciudadanos del mundo y su espacio habitable.

El lema de este año del Día Mundial de la Arquitectura ha sido Compartiendo la Ciudad , tema propuesto en el Congreso de Estambul realizado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en julio y en cuyo desarrollo tuve el honor de participar. Se enfoca hacia una solidaridad en la que se hagan visibles los diferentes aspectos de las ciudades: valores, cultura y patrimonio, habitabilidad y calidad, utilidad y excelencia, tecnología y humanidad, y se trata de compartir con los menos privilegiados y sin hogar los recursos para conseguir un medio ambiente sostenible. Por tanto, y mirando hacia la ciudad del siglo XXI, el reto que se le presenta a la arquitectura es su capacidad para volver a imaginar soluciones que se orienten hacia un crecimiento racional, basado más en la renovación profunda de los tejidos de la ciudad consolidada que en el desarrollo descontrolado de las periferias. El mundo de la arquitectura debe poder participar de manera intensa en la activación del potencial de desarrollo de la ciudad moderna, aportando nuevas iniciativas de usos y programas, de actividades capaces de estimular la conciencia urbana. La arquitectura tiene que estar cerca de los problemas de los ciudadanos, abriendo perspectivas y generando horizontes donde se afiance la cohesión social, prestando atención a la planificación con programas para conseguir viviendas asequibles para los estratos de población más necesitados.

Los arquitectos deben ser capaces de trazar el mapa físico donde la sociedad consiga desarrollar su actividad social. Para ello tienen que estar atentos a las realidades que presenta el nuevo entorno urbano, como la continua transformación de las estructuras familiares, sus nuevas configuraciones y la reducción sistemática del número de sus miembros, el incremento de la población de edad avanzada, o la conciencia de respeto y cuidado del medioambiente.

Las propuestas efectuadas desde el ámbito de la arquitectura para la solución de un panorama que cada vez es más complejo, requieren de una complicidad tanto de la Administración como del sector privado, y las asociaciones e instituciones que intervienen en la definición de la nueva identidad de la ciudad.

Desde el Ministerio de Vivienda estamos trabajando en estrecha colaboración con todos los agentes que intervienen en el desarrollo de la arquitectura y en la definición de los espacios habitables y, por supuesto, con los arquitectos que son un vehículo esencial hacia el ciudadano. Trabajamos para rehabilitar el patrimonio edificado, residencial, dotacional y urbano, para aumentar los contenidos y acciones a favor de la sostenibilidad, como acaba de demostrarse en el Congreso Mundial sobre Edificación Sostenible, celebrado la semana pasada en Tokio, donde la representación española, encabezada por el Ministerio de Vivienda y de la que formaba parte una representación del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, fue galardonada con el premio Best Assessment Case Studies 2005 en reconocimiento a la trayectoria de nuestro país en el reto por conseguir un entorno construido más sostenible.

Por último, desde el Ministerio coordinamos la difusión de la arquitectura entendida como concepto global, reflejo de la sociedad del siglo XXI. Exposiciones, seminarios y bienales constituyen una oportunidad para que los ciudadanos conozcan de cerca los trabajos y proyectos de arquitectos consagrados y noveles. Exposiciones cuyo objetivo es investigar y difundir las nuevas condiciones sociales, tecnológicas, ambientales y culturales que deben guiar la construcción de la nueva vivienda para comienzos del siglo XXI, así como distintas maneras de ocupar el territorio aportando información sobre cómo crear un entorno habitable. Desde aquí proponemos un programa extenso basado en el diálogo, el trabajo multidisciplinar y la investigación. Con contenidos amplios y diferenciados que sirvan como plataforma de reflexión, mediante un programa con objetivos didácticos que consiga que la arquitectura y sus creadores estén más cerca de la sociedad, que es en definitiva quien habita y vive la arquitectura.

*Ministra de Vivienda