WEw l Gobierno aprobará el próximo día 9 un decreto ley de 54 medidas urgentes contra la crisis. Han sido negociadas (no se sabe si acordadas) con los grupos de oposición en las sesiones del palacio de Zurbano, que siguieron al pacto ofrecido por el presidente Rodríguez Zapatero en el debate sobre economía del 17 de febrero.

No es un plan global, en parte porque ese plan es muy difícil. La política económica, dadas las difíciles circunstancias por las que estamos atravesando, debe reaccionar en cada momento. Así, tras lo sucedido con Grecia, la preocupación por el déficit público es hoy mucho mayor que hace unos meses. Por eso, la austeridad en el gasto es clave, aunque el documento la desarrolla poco. Lo esencial siguen siendo las dos propuestas básicas del documento de Salgado. Primero: IVA superreducido del 8% y rebajas en el IRPF, hasta el 2012, para la rehabilitación de viviendas. Es acertado porque puede frenar la tendencia a la destrucción de empleo en la construcción y abre la vía de la imprescindible reconversión de un sector que siempre será estratégico. La segunda es algo mas arriesgada: en el 2009 el Gobierno intentó animar el crédito compartiendo el riesgo con la banca comercial, que conoce más la realidad de cada empresa. Pero la alergia al riesgo hizo que las dotaciones del ICO no se agotaran. Y como el crédito sigue cayendo (circunstancia lógica en una situación de recesión), el Gobierno asumirá ahora el riesgo de los créditos a las pymes de hasta 200.000 euros. Es arriesgado por los posibles impagados que se produzcan, pero conveniente para salvar muchas pymes, el sistema nervioso del tejido productivo español. Los empresarios extremeños pusieron de manifiesto, la última vez hace solo dos días, su preocupación porque no fluye el crédito.

Hay también más medidas el pacto sugeridas por los grupos parlamentarios, como el IVA reducido para la dependencia y el aumento de la cantidad inembargable en los créditos hipotecarios fallidos. En conjunto es un paquete positivo. Ahora, el Gobierno intenta comprometer a los grupos con una firma. Y, comprensiblemente, los grupos pretenden capitalizar lo que les interesa sin dar ningún aval. El Partido Popular intenta el desmarque --ha manifestado que no estará en la foto del acuerdo--, pero habrá que ver lo que hacen CiU y el Partido Nacionalista Vasco, así como los otros grupos menores. Lo fundamental no es la firma, sino que las medidas son negociadas, se adoptan con rapidez y parecen eficaces. El momento de la verdad será el voto parlamentario en la convalidación del decreto ley. El éxito de la iniciativa se verá si varios grupos, empezando por CiU (tercer grupo parlamentario), votan a favor. Y el PP tendrá problemas en oponerse a algunas medidas claramente positivas.