Hace 11 años me compré en Las Vaguadas, barrio de Badajoz, una casa sobre planos que tardó aproximadamente dos años en construirse. Recuerdo perfectamente leer en la prensa la cesión por parte del Ayuntamiento de Badajoz por procedimiento de urgencia de una parcela para la Consejería de Educación y así poder construir un colegio público.

Pasaron los dos años de la obra de mi casa, y seguía leyendo en la prensa los problemas y obstáculos que año tras año impedían la construcción de dicho colegio. Primero que si no les gustaba la parcela, segundo que si construían uno sólo en medio de la barriada de Llera y Las Vaguadas, que si faltaba un certificado, el caso es que los años iban pasando y el colegio sin hacer.

En estas, nace mi primer hijo, y fruto de la ordenación colegial de mi barrio me toca el colegio Arias Montano, que evidentemente no tiene geográficamente nada que ver con Las Vaguadas. Con la ilusión de que algún día hagan el colegio en mi barrio, aguanto al niño en el Arias Montano. Nace mi segundo hijo, ahora ha cumplido tres años, pido Los Salesianos para los dos, y resulta que no hay plazas para ninguno.

Ahora leo en la prensa de nuevo que la solución en esta Extremadura de la que Bill Gates presume es la de escolarizar a los niños en aulas prefabricadas, masificando centros, reduciendo patios, esa es la Extremadura del desarrollo y de la que en Madrid presumimos de tener más ordenadores por aula. Eso sí, los colegios, hacinados y masificados.

Menos mal que no estamos en tiempos de elecciones, les salva el calendario, pero como no cambien la política educativa, mal futuro les espera. Busquen sitio en la zona de Valdepasillas, donde haya capacidad para acoger a los niños que se han quedado fuera, pero con las condiciones que se merecen los alumnos de la Europa desarrollada, no como los alumnos del tercer mundo.

Yo seguiré con mis hijos en dos colegios diferentes esperando a que se animen a construir los colegios prometidos.

José Manuel Castaño Mata **

Badajoz