TEtn muchas empresas hay negociaciones internas para que los trabajadores elijan entre un ajuste de plantilla --el eufemismo que se emplea para hablar de despedir a la gente-- y una rebaja en la nómina. Hay ocasiones en que la rebaja de la nómina no soluciona el problema, y a un mal sigue el otro. Por el contrario, los fichajes de las estrellas de fútbol cada día alcanzan cifras más extraordinarias.

Parecía que la crisis económica repercutía en las empresas de televisión, y que las empresas de televisión, que son las que en realidad pagan los fichajes, mandarían un aviso a los clubes de fútbol, pero los presidentes siguen tirando de chequera, o bien porque no les han enviado ningún aviso, o bien porque no se quieren enterar. Hay voces que hablan de la grosería de esos contratos, pero no será la mía una de ellas, porque quien logra que le suelten la pasta por sus méritos, y sin empleo de fuerza, tiene todo el derecho a cobrar. Lo que me parece una grosería digna de prisión es que un tipo consiga una cantidad parecida por recalificar un pinar.

Otro de los aspectos poco sólitos es que se impone un cierto glamour en los entrenadores. A Vicente del Bosque , que logró grandes éxitos con el Real Madrid, lo echaron porque parecía el presidente de una cooperativa rural. Luego, sin dejar de llamarse Vicente, logró el mundial. El fútbol español parece que desea imitar a Hollywood, y ya tenemos novias y divorcios en los espacios de la entrepierna. Claro que nos vamos acercando a los cinco millones de parados, somos campeones de Europa en eso, pero tenemos las aceras más nuevas que nadie. Los parados no tendrán trabajo, pero pisarán para buscarlo las aceras más renovadas de Europa. Y podrán ver por la televisión los jugadores que más cobran del mundo. Paradojas.