Los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, que acaban de iniciarse, son uno de los acontecimientos deportivos del año. Sin la repercusión del evento disputado en agosto en el mismo enclave brasileño, estamos ante otra fiesta mundial, en este caso aderezada por el extraordinario esfuerzo de los protagonistas. Los discapacitados --dudosa palabra en cuanto a su justicia ética y aun puramente gramatical-- son deportistas con mayúsculas, y merecen un reconocimiento que, con excepciones, aún no tienen. Sirva un dato: solamente hay 28 periodistas españoles acreditados en Río, una cifra sin duda ridícula comparada con la de los Juegos Olímpicos.

Tres extremeños compiten en la cita. Cada uno son un ejemplo de superación incuestionable. La historia del jugador de tenis de mesa Juan Bautista Pérez --leonés de nacimiento, pero extremeñísimo de adopción y corazón-- es una referencia de ello. Con menos de 20 años, ya era internacional absoluto con España. Una gravísima enfermedad en un Mundial en La India le tuvieron muy cerca de la muerte. Pero, pasado el tiempo, se recuperó y, aunque algo mermado desde entonces, siguió dando triunfos al entonces Obrero Extremeño de Almendralejo. En la capital de Tierra de Barros se quedó. Ahora, camino de los 50 años, cumple un sueño: el de sus primeros Juegos. Y a fe que ha empezado de la mejor manera, ganando. Pero por encima de victorias o derrotas, la sola presencia de Pérez en Río es ya un hito para él.

Y como Juan Bautista, saludables casos como el de la haltera verata Loida Zabala y la nadadora emeritense Isabel Hernández Yinghua. Esta última comienza a competir hoy. Su paisana extremeña, mañana. En realidad, los tres tienen serias opciones de ser medallistas paralímpicos porque son muy buenos competidores. Lo llevan demostrando muchos años y en Río pueden brillar. Van a brillar con su participación.

Los Juegos Paralímpicos, resultados aparte, son una excelente oportunidad para que todos alentemos el esfuerzo diario de esta gente. Sin el apoyo que deberían tener, algo está cambiando: afortunadamente las instituciones y empresas están reconvirtiendo pasadas malas costumbres de considerarlos deportistas menores para, aun de manera insuficiente, apoyarlos. Pero queda mucho todavía por hacer, idéntico camino que el de disfrutar de ellos. Reconozcamos ya, por la vía del patrocinio directo, a esta gente que, sin duda, tiene más dificultad. Otros quizás necesiten menos. Juan Bautista, Isabel y Loida, adelante. Sóis los mejores. La mejor medalla os la colgáis vosotros mismos cada día.