Desde hace tiempo se venía observando un empeoramiento en los hogares y en las empresas no financieras en cuanto a su endeudamiento debido a las inversiones realizadas, no cubiertas por sus ahorros y potenciada por los bajos tipos de interés; lo que podía ocasionar en un momento dado, en el que las condiciones económicas no fueran favorables, la posibilidad de incurrir en morosidad.

Por otro lado, la situación económica española, sustentada su economía en el sector turístico y el sector inmobiliario, podía dar un vuelco en sus buenos resultados, el primero por un enfriamiento de la economía europea y americana, que estancaba la visita de extranjeros a nuestro país y por supuesto por realizar menores gastos; y el otro porque el precio de la vivienda crecía sin límites y la capacidad de endeudamiento de los hogares se iba agotando debido a las políticas inflacionistas que elevaban el tipo de interés.

Si a las características anteriores le unimos la reciente crisis financiera que ha dejado a los hogares y a las empresas sin financiación; que ha provocado una recesión en la demanda interna; que la externa no acaba de recuperarse; y que se ha restringido la oferta, el resultado de todo estos es más paro.

EXTREMADURA tiene una economía de poco peso en el contexto nacional (1,6% del PIB nacional), pero esto no quiere decir que no esté integrada en los avatares que pueden surgir en las economías nacionales e internacionales y por tanto sufrirá también en sus carnes los problemas que se produzcan a nivel nacional e internacional. Pero si analizamos el efecto del paro en Extremadura en septiembre de 2008 comparándolo con aquel septiembre del 2007, donde ya se barruntaban malos vientos económicos para las economías occidentales, observamos que esta ralentización económica también le ha afectado si bien no tan intensamente como a España, pues su tasa de variación interanual del paro registrado ha sido del 18,61% frente al nacional de 30,14%.

Es verdad que el paro se comporta de diferente manera respecto al género y así tenemos que en Extremadura la tasa de paro registrado interanual es del 42,88% para los hombres y de 8,20% para las mujeres, quizás debido a la poca población activa femenina.

La edad es también un factor para el paro que no presenta el mismo comportamiento según sean jóvenes (menos de 25 años) o adultos (mayores de 25 años). Así, en Extremadura la tasa de paro registrada interanual ha afectado más a los jóvenes, con un 28,67%, que a los adultos, con una tasa de 17,00%; lo que nos indica que hay que realizar una política discriminatoria positiva hacia este colectivo.

Los jóvenes de Extremadura han sufrido tasas de variación del 54,60% en los hombres y de 10,62% para las mujeres, mientras que éstas para los mayores han sido de 39,03% para los hombres y de 7,88% para las mujeres.

Una de las preocupaciones de los ciudadanos es el paro registrado en el colectivo sin empleo anterior, cuyas tasas interanuales según la edad han sido de 6,86% para el total de este colectivo, con un 20,72% para los menores de 20 años, 3,22% para los comprendidos entre 20 y 24 años, --5,36% para los comprendidos entre 25 y 29 años. 4,09% para los comprendidos entre 30 y 40 años y 6,09% para los mayores de 44 años. Por tanto, excepto en los comprendidos entre los 25 y 29 años, donde el paro ha registrado una caída, en todos los demás ha subido, y fuertemente en los menores de 20 años.

El comportamiento de los sectores productivos ha sido diferente en cuanto al paro registrado medido en tasas interanuales, siendo estas de 27,85% en agricultura, 15,23% en Industria, 17,35% en construcción y 11,87% en el sector servicios; lo que nos refrenda la crisis del sector de la construcción y la reducción de empleos en el sector agrario.

No podemos olvidarnos de otro colectivo que convive con nosotros desde hace algunos años como son los extranjeros, los cuales también han sufrido un deterioro en su empleo aumentando su paro registrado en un 68,15%.

Encontrar medidas que puedan paliar estos desagradables incrementos del paro corresponde tanto a las Administraciones Públicas (bajada de impuestos; aumento del periodo de desempleo, reducción de cotizaciones a la Seguridad Social, aportación de capital para la reducción del tipo de interés para las pequeñas y medianas empresas, etcétera), como a las empresas, de modo que las ayudas que reciban sirvan para mantener el empleo o, si es necesario reducir plantilla, que sea la mínima posible, aumentando su productividad y competitividad.

*Profesor de Economía Aplicada-Uex.