El dato nacional del paro del primer trimestre del 2008 es una sacudida sin paliativos. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), entre enero y marzo hubo 246.600 personas que perdieron su empleo en España. La cifra total puede tener antecedentes, pero lo que realmente refleja su gravedad es que el paro ha subido un punto porcentual en un solo trimestre, y ha llegado a la tasa del 9,6%. Esta cifra se añade a la registrada el último trimestre del 2007, que ya fue de 135.700 parados más. Por entonces se dijo que se trataba del final de un largo ciclo de bonanza, preludio de un aterrizaje suave. No está siendo así, y más vale reconocerlo cuanto antes. Debe saberse, no obstante, que la EPA mide la relación entre el número de españoles disponibles --y dispuestos-- a trabajar (población activa) y los que consiguen empleo (ocupados). En este aspecto hay que destacar un dato positivo de entre los muchos que aporta la encuesta del INE: se sigue creando empleo --300.000 ocupados más entre marzo del 2007 y marzo del 2008--, aunque cada vez es más insuficiente para mantener el modelo vigente de los últimos años.

La EPA ha puesto cifras concretas a lo que estaba cantado: quienes se han quedado sin trabajo desde enero en el sector de la construcción son 73.200, y en los servicios 77.500, fiel reflejo de por dónde empezó a pagar España, en términos de empleo, la crisis global iniciada en agosto del 2007 en Estados Unidos. Con el efecto añadido de que el desplome de estos sectores supone la pérdida galopante de empleo de los inmigrantes: en un trimestre han pasado del 12,4% al 14,6% de los que buscan trabajo, muy por encima de la media total del indicador de paro.

Detener esta sangría no es fácil, pero tampoco imposible. Hay que empezar por asumir errores. Es lo que acaba de hacer el equipo económico del Gobierno que dirige Pedro Solbes, que ha dicho que el crecimiento esperado para este año es muy inferior al que previó en octubre y lo ha fijado en el 2,3% del PIB, lo que obliga a revisar todas las cuentas públicas --los ciudadanos y las empresas ya lo han hecho-- cuando solo han pasado cuatro meses del 2008. Y como nuestro modelo de crecimiento exige una cooperación estrecha entre sector público y privado para crear y mantener empleo, los inquietantes datos de la EPA deberían servir para que de una vez salgamos del espejismo, nos enfrentemos a la dura realidad y convengamos que la lucha contra el paro es la prioridad.

Los datos de la EPA han sido misericordiosos con Extremadura, la comunidad que, junto con el País Vasco, ha ido contracorriente, pues se ha reducido el paro en 1.900 personas. Este dato, sin embargo, puede ser más aparente que real puesto que, como afirma el sindicato CCOO, se debe antes que a la creación de empleo, al descenso en casi 5.000 personas de la población activa. Sea como fuere, la Junta ha hecho una valoración de la encuesta prudente y razonable al no echar las campanas al vuelo y hablar, únicamente, de un moderado optimismo.