WCwomo ya nadie discute que en el referendo del domingo la victoria del fue rotunda, la disputa al día siguiente se ha centrado en el impacto de la abstención en el Gobierno de Zapatero y en la propia validez de la consulta constitucional. Al PP le ha faltado tiempo para hablar de fracaso gubernamental por el corto 42,3% de participación, olvidando que en las europeas del 2004, con un porcentaje similar, consideró un éxito la convocatoria y su repunte electoral.

Si alguien ha luchado contra la abstención han sido los partidarios activos del o del no. Y si alguna actitud ha fomentado la no participación ha sido la ambigüedad con que el PP ha planteado la campaña. Su mensaje sobre las nulas consecuencias que tendría un referendo negativo ha supuesto toda una invitación a los votantes conservadores a poner en cuestión la victoria socialista del 14-M y a desgastar a la Moncloa no acudiendo a las urnas.

Mientras que la opinión pública europea destaca el éxito suficiente del referendo, el análisis en España vuelve a estar adulterado por el clima de enfrentamiento profundo que caracteriza la vida política. Una vez más, por ese nocivo partidismo, este país ha perdido otra gran oportunidad.