WEwxtremadura se despertó ayer con una información inquietante: el periódico El Mundo afirmaba textualmente: "España busca en Cáceres un cementerio para los residuos nucleares de alta actividad", añadiendo que durante cinco años la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) ha estado trabajando para analizar las posibilidades de que Los Ratones, una antigua mina de uranio cercana a la localidad cacereña de Albalá, en la Sierra de Montánchez, pudiera ser el cementerio de los residuos de alta actividad que las centrales nucleares españolas y europeas, porque ese nicho sería continental, guardan ahora en sus instalaciones. La información fue rotundamente desmentida tanto por Enresa como por el Ministerio de Industria, los cuales descartaron no sólo que se esté investigando la posibilidad de que este enclave extremeño albergue el almacén de los residuos radiactivos más peligrosos, sino que esa instalación pueda ubicarse en España. Pero comoquiera que el emplazamiento de ese cementerio es, aunque se descarte España, un asunto pendiente, y que una instalación de este tipo es un proyecto hondamente temido por la población, la información del periódico madrileño fue como un incendio desde primeras horas de la mañana: de inmediato surgieron las declaraciones de estupor y de rechazo desde partidos e instituciones políticas, ecologistas, etc.. Y todo ello a pesar de que la lectura sosegada de la información contenía datos que, precisamente, ponían de manifiesto que ni remotamente la mina Los Ratones pudiera convertirse en el cementerio de residuos radiactivos de alta actividad que proclamaba el titular de la noticia, toda vez que los estudios llevados a cabo señalan que "los futuros cambios climáticos y lluvias afectarían de manera no controlada a la instalación". Pero, arrastrados por el titular el daño ya estaba hecho. Si en lugar de encabezar la información con "España busca en Cáceres...", lo hubiera hecho, para ajustarse a la realidad de su propio texto, con "Una antigua mina en Cáceres no es adecuada para...", el diario El Mundo habría ahorrado el desasosiego a muchos extremeños, particularmente a los de las poblaciones cercanas a la mina citada.

Pero este suceso no es sólo un ejercicio práctico que demuestra lo equívocos que son, en muchas ocasiones, los titulares de los periódicos, sino que, de paso, ha tomado la temperatura a un asunto que sí está en la agenda de Enresa y que puede afectar a Extremadura: la construcción de un Almacén Temporal Centralizado (ATC) de los residuos de las centrales nucleares españoles. Dicho almacén sería el lugar que guardaría esos residuos hasta que se trasladen a su emplazamiento definitivo. Enresa cree que un depósito de estas características estaría mejor en una de las siete poblaciones españolas con central nuclear, una de las cuales es Almaraz. Si Enresa está pensando en que la localidad extremeña podría ser la sede de ese almacén, ayer ha tenido una respuesta contundente. La Junta dijo que "por encima de nuestro cadáver". Muchos extremeños pueden pensar lo mismo.