A instancias de la federación y con el objetivo de informar y al mismo tiempo denunciar los desmanes que en este país se cometen diariamente en materia de consumo, tengo la intención humilde de escribir este artículo de prensa. Nación patria de patios de Monipodio, donde Rinconete y Cortadillo montan su espurio chiringuito, los usuarios se convierten en víctimas indefensas de desaprensivos y trileros que con labia fácil y oratoria envolvente venden asno por caballo o gato por liebre. Donde la legislación en materia de consumo adolece de una indolente permisividad y anodina tolerancia sancionatoria. Lugar de Malayos y ediles especuladores. Con este panorama, el pobre consumidor está atrapado de un ruedo ibérico feroz e insaciable.

Vienen a la federación con problemas varios, las empresas serias, la mayoría, nunca son nombradas en el gabinete, si bien otras, personas físicas y jurídicas, que omito por motivos evidentes, con sus denominaciones varias, son con las que inicio cada jornada, casos como, "me han instalado un equipo de aire acondicionado que ni enfría ni caliente, sólo hace ruido, han vuelto y me han cobrado la visita y una pieza, 300 euros, la broma me ha salido por 2.000 euros. ¿Qué hago?, ¿qué pido?

O "somos recién casados y con el dinero de la boda, nos hemos comprado un coche de segunda mano, un BMW 325, nuestro sueño, a los dos días el embrague falló, sale humo de las ruedas, le hemos echado dos litros de aceite, hemos ido diez veces al establecimiento, deje el coche, el encargado no está, lo estamos desmontando y la conclusión de embaucador, a los 3 meses, eso ha sido del uso y la garantía no cubre el desgaste por uso, aunque sea el uso de dos días o 50 kilómetros. Dónde reclamo.

XRECUERDO LAx más sangrante, "soy una señora mayor, me decía una anciana el otro día, ha llamado una señorita a mi casa por teléfono, soy viuda y mi hijo es deficiente y no sé qué le habrá contestado, yo estaba en la cocina, pero al día siguiente se presentó un señor bien vestido, alto y fuerte, con un paquete, y me entregó un juego de cuchillos, cucharas, tenedores y un estuche para guardarlo. Sólo hay que pagar los gastos de envío, 8 euros, pero usted no se preocupe, se los pasaremos por su cuenta corriente. Le di mis datos bancarios y me dijo que firmara dos papeles, no los leí, me especificó que uno era la garantía y el otro un comprobante de haber recibido este paquete, no me dio copia de estos. Pero al mes siguiente, compruebo que en la caja de ahorros me habían cargado un recibo por 180 euros. El de la caja me dijo que si había comprado algo a plazos, yo le dije que no. El cajero hizo una comprobación, llamó a un teléfono, el resultado: había financiado la colección completa compuesta de 6 tomos de los Pueblos de España por 1.800 euros. Le dije que devolvieran el recibo. Al cabo de unos días recibí una caja con los tomos por mensajería, por supuesto no los cogí. De eso hace ya tres meses, al mes recibí una carta amenazándome que si no pago me reclamarían la deuda judicialmente, ayer me llegó una notificación del juzgado donde me reclaman además de la deuda, los intereses y las costas, total 2.500 euros". Me contaba llorando desconsoladamente la pobre mujer, viuda con una pensión de 360 euros y un hijo deficiente a su cargo.

Estos casos y otros se producen en el gabinete, ante mi cada vez más devaluado asombro y estupefacción, como indefensos corderos expuestos al cuchillo afilado del matarife de turno o del tío del saco, implorándonos desconsolados una solución panacea y eficaz a su estafa o timo. Nosotros con esas limitaciones, le instamos a que denuncien el hecho, y me dicen ¿Qué consigo con esto?, por lo menos que lo multen, que sancionen a un insolvente. Otra solución interponer un arbitraje, pero claro el tío del saco, el vendedor de humo, al lobo feroz ni sabe ni contesta, se ausenta, cambia de móvil, cuando lo deja, recalifica su local, ya no vende cucharas, ha puesto una inmobiliaria, un taller de costura, un todo a cien, ha cambiado de ciudad, de trabajo, ya no lleva libros, vende crece-pelo, la sociedad no existe, es tan limitada que nadie responde. ¿Voy a los tribunales? A qué, contra quién, me acerco a comisaría, bien, una denuncia, el juez la archiva, es materia civil. Así que al cabo de varios meses el sufrido consumidor, no tiene aire acondicionado, se abanica. Tampoco coche, utiliza el bus urbano o el Lusitania. No conoce los 50.000 pueblos que tiene España, pero sí posee un juego de cuchillos y cucharas irrompibles que valen 2.508 euros. Pero el patio de Monipodio está lleno y se sigue su actividad mercantil frenética.

*Letrado adscrito al Gabinete Jurídico de la Federación Extremeña de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios