TCtuando hace unos días participaba en la entrega de un vehículo adaptado para los discapacitados de la asociación ASDIVI de Guadalupe, gracias a la solidaridad y aportación de empresas e instituciones , fui consciente -una vez más- de cómo con tesón y esfuerzo se logran los proyectos en los que se cree; de cómo personas con discapacidad a las que en algún momento de tu vida involuntariamente ignoraste, y después has conocido, no dejan de sorprenderte y de ilusionarte, de transmitirte un cariño especial y de llegar a contagiarte esas ganas de vivir y de hacer cosas, ese espíritu emprendedor que tan necesario es y que ellos encarnan como nadie.

La aprobación de leyes de profundo carácter social que Zapatero ha logrado en esta legislatura, son el reflejo de una sociedad madura, del alto grado de responsabilidad colectiva que tenemos para el colectivo de los discapacitados y que nos hace pensar con optimismo en el futuro, aunque con ciertos matices que no han de omitirse a la hora de hablar y analizar el problema, y que se refieren a la existencia de diferentes "patologías" en función de que una persona viva en el medio rural o en el urbano, que disponga de más o menos oportunidades y que tenga los mismos derechos y posibilidades de acceso a determinados servicios.

Realmente quienes padecen una discapacidad en un pueblo, aislado en ocasiones y a gran distancia de servicios especializados, necesitan de una mayor atención puesto que a la dificultad de su situación se suman otras, como el aislamiento, las infraestructuras, los servicios, el transporte, etc., que acrecientan de manera profunda su problemática y la sitúan con desventaja ante situaciones similares en otros lugares. Son sin duda algunos aspectos que entiendo, han de abordarse para conseguir la plena y equitativa integración que ellos desean.

*Técnico en Desarrollo Rural