El subsecretario de Defensa de EEUU --número dos del Pentágono--, Paul Wolfowitz (Nueva York, 22-12-1943), ha sido quien ha informado de que las empresas de los países que se opusieron a la guerra de Bush no podrán participar en la reconstrucción de Irak. ¿Por qué? "Por razones de seguridad", ha dicho el hombre que más sabe de eso, porque no en vano fue quien primero formuló la guerra preventiva como método para frenar el terrorismo. Claro que también es un experto en financiación bélica. Parece que fue ayer cuando, en la primera guerra del Golfo (1991), Wolfie (para sus amigos) se encargó --como subsecretario de Defensa de Política Pública de Bush padre-- de cobrar a los aliados una factura de 50.000 millones de dólares. A pesar de que pasan los años, ciertos protagonistas son los mismos.

Antes de acceder a la Administración, Wolfowitz fue profesor universitario de Relaciones Internacionales, siguiendo las teorías del pensamiento conservador estratégico y del relativismo moral de sus maestros Albert Wohlstetter y Allan Bloom. Para entonces, ya no le quedaba nada de su militancia juvenil en el Partido Demócrata (participó en la gran marcha por los derechos civiles de Luther King).

En octubre, Wolfie se salvó de un ataque iraquí contra el hotel en el que estaba. Nunca una guerra preventiva previó tan mal una posguerra.