Todas las miradas del baloncesto cacereño han estado centradas durante los últimos días en Pedro Faustino Núñez Leal, pero esta vez el cerebro le ha podido al corazón y no regresará al Cáceres. En él y en su equipo de colaboradores --su inseparable clon Eduardo Chacón, el misterioso bohemio Abelardo Martín, el currante Fernández Alvarado...-- estaban puestas las esperanzas para reflotar el zozobrante proyecto verdinegro. Sin embargo, ha decidido no volver por los mismos motivos por los que abandonó la presidencia del Basket Cáceres SAD hace apenas un año y medio: no ve viable el proyecto y carece de la fuerza suficiente como para rehabilitar la nave.

Núñez dirige una de las empresas de hormigonado más importantes de la región y tiene intereses en varios negocios. Hace dos años fue galardonado en los premios Empresario del año que concede EL PERIODICO EXTREMADURA por consolidar el imperio que inició su familia. No obstante, sus auténticas pasiones son la ciudad de Cáceres y el baloncesto. Hombre dialogante y abierto, aunque de fuerte carácter, llegó a intentar bajar al vestuario durante el descanso de un partido que su equipo perdía dando una mala imagen. Y es que las cosas que quiere le duelen mucho, como le dolió poner en venta la plaza ACB en el 2001 y es de suponer que le habrá dolido decir que no a su vuelta ahora.