La dura pugna que mantienen Ciudadanos y el Partido Popular por la hegemonía en la derecha se ha trasladado ahora a Cataluña. Albert Rivera lanzó el miércoles en los pasillos del Congreso un contundente «hasta aquí hemos llegado» para anunciar el fin del apoyo de Cs al Gobierno en la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Ciudadanos reprocha al Gobierno que no lo aplica «de manera seria», entre otras cosas porque no ha recurrido al Tribunal Constitucional la delegación de voto de Carles Puigdemont y Toni Comín, no controla la utilización de dinero público en el procés y no ha expedientado a los profesores acusados de menospreciar a hijos de guardias civiles. En esta carrera desenfrenada destinada a desbordar al PP por la derecha y por el flanco patriótico, Rivera ha llegado a acusar a Mariano Rajoy de haber pactado con ERC y el PNV «cómo salir del lío» y de entregar España «a trozos» a los nacionalistas vascos.

Las acusaciones serían de una gravedad extraordinaria si no fueran un fuego de artificio que solo persigue subir aún más en las encuestas, porque mientras Rivera lanza tan llamativos reproches sigue apoyando los Presupuestos del Estado --junto al PNV, por cierto-- y facilita que el PP siga gobernando en la Comunidad de Madrid. Por eso, tiene más razón en este caso el PP cuando acusa a Cs de deslealtad y electoralismo que Ciudadanos cuando reivindica su coherencia.

Esta supuesta coherencia solo se referiría a Cataluña, donde el Gobierno, según Rivera, está contemporizando. Aunque Rajoy aduce para no recurrir la delegación de voto de Puigdemont y Comín los informes contrarios de la Abogacía del Estado, es verdad que hay detrás otra razón más poderosa: la formación de un Gobierno legítimo en Cataluña sin necesidad del voto de la CUP. Y si Ciudadanos no quiere ir a nuevas elecciones, como asegura, no es muy coherente poner trabas a la investidura ni suspender el apoyo al 155. Tampoco es de recibo que Cs ponga nuevas condiciones para retirar el 155, como la de que el Gobierno catalán se comprometa a respetar la Constitución Española, cuando el acuerdo del Senado, respaldado por Ciudadanos, es muy claro: el artículo deja de aplicarse al constituirse el nuevo Gobierno. Ya habrá tiempo de combatirlo si no respeta la ley. Cataluña necesita un presidente y un Gobierno y nadie debe impedirlo.