WDwesde que era república soviética, Ucrania es la imagen de la corrupción y la tecnología fallida: un largo camino que va desde Chernóbil, en 1987, hasta el más reciente desastre del Yak-42.

Ahora, la victoria electoral, a todas luces fraudulenta, de Yanukovich , delfín político del deshonesto expresidente Kuchma , añade otro capítulo a los despropósitos. Las denuncias de pucherazo, avaladas por la UE, y las movilizaciones populares en Kiev y otras ciudades en favor del candidato aparentemente derrotado, sitúan al país en una situación de alto riesgo.

Estamos ante un caso que pone en cuestión el reparto ruso-americano de zonas de influencia. Hasta ahora la confrontación de la guerra fría había sido sustituida por un pacto de caballeros entre Bush y Putin , en virtud del cual Moscú seguía reteniendo el control de Ucrania y Bielorrusia, donde hace poco se celebró un dudoso referendo para perpetuar a Lukashenko en el poder. Ahora el candidato de Putin en Ucrania está contestado por Bruselas y Bush ahondaría las diferencias entre Estados Unidos y Europa si respaldase al pucherazo cometido en Kiev. La realidad aprieta a la diplomacia y la tensión lo pone todo al rojo vivo.