Pues sí, la protagonista de la canción de Joan Manuel Serrat, Penélope, bien pudiera ser extremeña, y no, no porque su amado no volviera, es que Antonio, natural de Badajoz, no se le ocurrió otra cosa que coger el tren a Madrid, y así, como dice la canción, lleva Penélope con su bolso de piel marrón, sus zapatos de tacón y su vestido de domingo, sentada en un banco en el andén esperando que pase el primer tren, si pasa, y ya estamos a jueves.

Más le hubiese valido a Antonio haber corrido la San Silvestre, hubiese llegado antes, sano y salvo, que también es importante.

Y es que seguramente, el ruido de los motores del Falcón español, o los ladridos de su perrita Turca en el avión presidencial de las fuerzas armadas españolas, el que ha utilizado para sus «felices fiestas» según denomina la Navidad en su Twitter, no dejó a nuestro presidente del Gobierno escuchar el mensaje navideño de Vara, que no tiene el cuerpo para fiestas, y cuyas palabras fueron proféticas: «Seamos exigentes, reivindicativos, pidamos de una vez por todas, que en las infraestructuras se cumpla con Extremadura, que el tren llegue», exacto querido presidente, al menos que llegue el tren, que no es lo mismo.

Lo curioso del caso es que Guillermo lleva pidiendo lo mismo desde el 2016, igual que Monago antes, y con anterioridad a este, otra vez Guillermo. Menos mal que ya ha encontrado la solución, ahora ha pedido en Twitter «respuestas, explicaciones y acciones concretas». La primera quiero imaginar será que Renfe regale un kit de supervivencia a quien se embarque en alguno de los trayectos ferroviarios de la región, junto con una rebequita --chaqueta de punto o chal-- y una brújula.

Qué tendremos o no tengamos los extremeños para que pase quien pase por Moncloa, se nos ninguneé de esta manera, quizás tenemos ese sentido patrio por el que no pedimos la independencia o no tengamos el suficiente número de diputados que pudieran influir en la aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado. Actualmente Extremadura tiene en total 10 diputados, los mismos que la provincia de Murcia, y dos menos que la provincia de Málaga o Alicante.

En fin, relajémonos con Serrat y su Penélope, «tristes a fuerza de esperar, sus ojos, parecen brillar si un tren silba a lo lejos», pero no por Antonio, natural de Badajoz, por el tren.