Consejera de Fomento

En relación al escrito del presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo, publicado el pasado 10 de diciembre sobre la trasposición de la Directiva Marco del Agua, como vocal de la Comunidad Autónoma de Extremadura en el Consejo Nacional del Agua tengo que realizar una serie de precisiones que justifican porqué la Junta de Extremadura dio su voto negativo en la reunión del 10 de noviembre del mencionado consejo a dicha trasposición.

En primer lugar, el señor Llanos afirma en su artículo que ha existido "un largo y complicado proceso de negociación", cuando la realidad es bien distinta. Una vez más, el Gobierno lo que ha intentado ha sido cumplir con el trámite de la trasposición de una directiva europea desde el más absoluto cinismo y desde la ausencia de concertación con las comunidades. Tanto es así que el informe sobre las modificaciones legislativas para la trasposición se nos remitió a las comunidades con tan sólo cinco días de antelación a la reunión del Consejo Nacional del Agua. ¿Es éste el "largo y complicado proceso de negociación" al que se refiere el señor Llanos?

En segundo lugar, asegura que "se ha cumplido el plazo fijado por la propia directiva para su adaptación a las legislaciones nacionales". A este respecto hay que tener en cuenta que el Gobierno ha esperado tres años para realizar un informe sobre la trasposición de la directiva y su incorporación a nuestro ordenamiento jurídico se ha efectuado apresuradamente, en el último minuto, sin tiempo suficiente para un estudio sereno y riguroso de la reforma. Además, la trasposición de la directiva europea sobre política de aguas es inconstitucional y una "auténtica chapuza legislativa". La Junta de Extremadura considera inadmisible jurídicamente que la trasposición de una directiva europea de tanta trascendencia, que exige una profunda reforma de la legislación vigente, se lleve a cabo como pretende el Gobierno. Esto es, mediante la incorporación de enmiendas a la Ley de Aguas, de forma apresurada, en el proyecto de ley de acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado para el 2004.

En lugar de elaborar una nueva normativa, el Gobierno ha preferido modificar diversos artículos de la Ley de Aguas mediante un procedimiento sin precedentes en toda la historia de la UE, inadecuado, inconstitucional y de gran déficit democrático, que además elude los informes preceptivos del Consejo de Estado y del Consejo Económico y Social.

El resultado está a la vista. La trasposición se ha efectuado de forma parcial, incompleta y con un absoluto desprecio a las competencias de las comunidades autónomas. Un claro ejemplo es que no se concretan los ámbitos territoriales de las demarcaciones hidrográficas. Esto significa, en primer lugar, que será la Administración del Estado quien defina, con total libertad, creando inseguridad en las comunidades autónomas, y, en segundo lugar, que la conexión hidráulica entre cuencas de la misma demarcación ya no se considerarán como trasvases, por lo que no será precisa su aprobación mediante ley.

Por todo lo anteriormente expuesto es por lo que Extremadura dio su voto negativo en el pasado Consejo Nacional del Agua al informe sobre la trasposición de la Directiva Marco de Aguas. Esto pone de manifiesto que el Gobierno no tiene la menor voluntad de acometer las reformas necesarias para cumplir con los compromisos derivados de nuestra pertenencia a la Unión Europea. Por eso, no es de extrañar que España sea el país de toda la Unión Europea que realiza peor una gestión del agua.

En definitiva, la trasposición de la Directiva Marco del Agua es un atropello jurídico, un fraude a la Unión Europea y un desprecio a las comunidades autónomas. España ha perdido una gran oportunidad de incorporar adecuadamente a nuestro ordenamiento jurídico la primera directiva de "desarrollo sostenible" que reconcilia todos los procesos naturales y actividades humanas que influyen en el ciclo del agua. Por eso, la Junta de Extremadura considera que la manera de operar en cuanto a la trasposición de la Directiva Marco del Agua ha sido una mala forma de terminar el año y no precisamente un buen comienzo del año para todos nuestros ríos.