Escritor

Nada que objetar al PER, pero con una condición: que haya también un PER para empresarios muy sencillo de controlar. Todo empresario agrario o no que demuestre que en su empresa cobran todos menos él, se le debe por lo menos la misma cantidad que al currito que tenga sus días firmados. Como el empresario paga por todo y por todos, se haría una de las justicias que más están clamando en el desierto: que ser trabajador por cuenta ajena no es ninguna garantía de honradez, ni de tener nadie que rendirle ningún tipo de pleitesía laboral. Pero ese empresario pequeño que ha visto pasar cinco puentes como cinco soles y además no ser unos puentes cualquiera, sino unos puentazos, y haber tenido que recurrir al banco para pagar las nóminas y el quedarse a verlas venir, pues un PER como Dios manda y sin problemas de poner el tutor, que qué más quisiera un empresario pequeño que le pusieran un tutor.

Es decir, que gracietas caben todas, incluida la de que Zaplana es la Celia Cruz, porque aquí cada cual desarrolla un papel, pero siempre que la justicia se haga equilibradamente. Al trabajador de hoy no se le puede medir por el rasero del trabajador olvidado y lastrado por la máquina de vapor. Hoy si cabe las tornas se han invertido y harían bien los sindicatos en abrir las puertas a esos empresarios dejados de la mano de Dios y del hombre, teniendo que sobrellevar la prepotencia de los grandes híper y almacenes. Claro que habrá quien sea partidario de su desaparición, cosa que no está tan mal siempre que para todos sea por igual el rasero. En estas circunstancias creer que el paro se va a solucionar por arte de encantamientos es uno de los errores de la época, donde los sindicatos, como en el caso de Extremadura y Andalucía, se parapetan en una situación de siglos; pero por otra parte nadie duda que parte de razón tampoco les falta, de haberse hecho a escala nacional una ley de reforma agraria que fue lo que nos trajo una nada más y nada menos que guerra civil.

Repetimos. Nada que objetar al PER, pero otro PER para empresarios que demuestren la misma indigencia que sus trabajadores. Habría hasta grandes sorpresas. La inversión de valores es tan profunda en esta parcela que la misma historia se puede contar de muy distintas maneras. PER sí, pero para empresarios también.