Biólogo y Doctoren Geografía y Ordenación del Territorio

Extremadura posee una extraordinaria riqueza natural merced a su peculiar situación geográfica y a sus características orográficas. Además, la distribución de su población en pequeños núcleos y la baja densidad industrial han facilitado la conservación del medio natural. Este extraordinario patrimonio, que las generaciones precedentes han ido plasmando en esos paisajes humanizados, haciendo perfectamente compatible su conservación con el aprovechamiento ordenado de los recursos naturales, debe ser conservado para generaciones futuras. La Estrategia Mundial para la Conservación y Desarrollo Sostenido, publicada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) bajo los auspicios de la FAO, PNUMA y UNESCO, establece claramente que la doctrina conservacionista, si quiere ser eficaz, debe extenderse sobre la totalidad de las actuaciones humanas que supongan una modificación del medio natural y, por supuesto, sobre la totalidad del territorio. Dicho de otra manera, la creación de islas de naturaleza bien conservadas en modo alguno garantiza por sí misma la conservación del patrimonio natural. Conceptos como desarrollo sostenible o ecodesarrollo preconizan no sólo un mayor esfuerzo inversor de las administraciones y de la iniciativa privada sino todo un cambio de orientación de los modelos de producción. En estos momentos la participación de la población rural agraria en las tareas de gestión y conservación de la naturaleza puede proporcionar nuevas perspectivas frente a la crisis del sector. La continuación del PER se justifica por la necesidad de contar con una población rural fidelizada a un territorio. Por un lado, es preciso conservar para el futuro un cierto potencial productivo, y por otro deberán desarrollarse nuevas funciones que demanda la sociedad urbana en relación con la conservación. Según los dictámenes del Comité Económico y Social de la Comisión de las Comunidades Europeas, la demanda social plantea nuevas exigencias que los agricultores pueden asumir, lo cual permitirá conservar una densidad de población rural aceptable. Entre otras propone: el suministro de productos alimenticios de calidad, la producción de materias primas para el sector industrial, la protección y el mantenimiento del medio ambiente y del paisaje industrial y la garantía de un espacio para el ocio. Estrategias como el teletrabajo en espacios protegidos y la apuesta tecnológica permiten que junto a la población más agraria permanezcan en el medio también técnicos cualificados.

Algunas iniciativas como los programas Leader o las medidas de acompañamiento agroambientales deberían incrementar las inversiones en conservación de espacios, reforestación, etcétera, lo que proporcionaría numerosos puestos de trabajo y respondería a una mayor sensibilidad social y al crecimiento de la demanda de servicios en el medio rural.

No cabe dejar de lado el marco global comunitario que ampara las iniciativas vinculadas a la conservación del medio y a la búsqueda de alternativas económicas al mundo rural. La UE ha desarrollado diversas actuaciones al respecto que podríamos agrupar en dos grandes bloques: el que se refiere al medio ambiente y el concerniente a la agricultura. Sin embargo, la tendencia predominante lleva a la aparición, cada vez más frecuente, de informes, propuestas, normas e incentivos que consideran conjuntamente la cuestión agraria y la medioambiental.

Ya en el informe Europa 2OOO: Perspectivas para el Desarrollo del Territorio de la Comunidad , como marco de referencia para la ordenación del territorio comunitario, se contempla la reorientación de la política agraria y su confluencia con la protección del medio ambiente. La amenaza anunciada de la supresión del PER choca con la filosofía de las reformas de la PAC, en la que prima la idea de incorporar un nuevo concepto, el de retribuir a los agricultores por vías diferentes a las tradicionales. En tal sentido, se plantea el reconocimiento de la función social que cumplen los campesinos comunitarios en cuanto que procuran la conservación de unos valores ecológicos, culturales y paisajísticos apreciados por los ciudadanos.

Para que una sociedad sea verdaderamente sostenible debe permitir que sus miembros alcancen un nivel de vida digno de forma ecológicamente sostenible. Es decir permitir que las personas alcancen su potencialidad y puedan llevar una vida de dignidad y realización. El mantenimiento de la población rural y los usos actuales permite la conservación del extraordinario mosaico de paisajes, espacios y especies que aún encontramos en nuestra tierra. Las ayudas destinadas a financiar la permanencia de la población y determinadas prácticas agrarias tienen un gran valor social y justifican la continuación del PER.