TDtesde el ventanal de su residencia, un anciano de mirada perdida contempla la calle. Pasa un sudoroso ejecutivo encorbatado. Instalado en su banco, un mendigo ordena sus cansadas pertenencias. Unos niños inquietos aguardan el semáforo verde. Todos desfilan raudamente por la ventana de mi taxi. Sí, hay muchas formas de estar en el mundo. Las dos cooperantes secuestradas en Kenia han vuelto. El sobrado de turno afirma que también aquí hay muchos necesitados. Cierto, pero él les presta la misma escasa atención que a los desheredados africanos: ni hace, ni agradece que otros hagan. En 1981 fundé una oenegé de cooperación sanitaria, sé de qué va. En Chad, Zaire o Mozambique ayudamos a muchos sin desatender aquí a nadie. De eso se trata.

En el canal CTK pasan 8, filme promovido por las Naciones Unidas en apoyo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Ocho directores distintos los escenifican: erradicación de la pobreza extrema, enseñanza primaria universal, lucha contra el sida, igualdad de géneros... Wim Wenders aborda el menos evidente: la cooperación global entre personas. Si cada familia europea dejara un microcrédito de 200 euros, 150 millones de emprendedores arrancarían pequeñas empresas que darían trabajo a 500 millones.

¿Por qué referimos la globalización solo a las multinacionales? Con internet sería fácil globalizar la cooperación. Nada de limosna: financiación. Amartya Sen recibió el Nobel de Economía por estudiar ese tipo de cosas. La crisis que sufrimos es sobre todo de valores. Ahora nos ha dado en la cabeza, pero tras haber perjudicado nosotros a los demás durante décadas. Se puede actuar desde cualquiera de las formas de estar en el mundo. Durante las vacaciones piensen en ello. Un poco, al menos