Se llama Jesús Ares. Es el alcalde de Toques, y está dispuesto a "entregar su sangre" por ese municipio coruñés al que dice amar tanto. Fue condenado por abusar sexualmente de una menor, pero eso no parece sonrojarle. Lo que le quita el sueño es el riesgo de perder el sillón.

Se llama Jesús Ares. Rige la convivencia de unos 1.600 ciudadanos, pero abusó sexualmente de uno de ellos, una chavala de 16 años, cuando él tenía 68. Para salvaguardar el bastón municipal de mando, se ha borrado a tiempo de su militancia en el PP. Justamente antes de que la tardía reacción de sus mandamases le pusieran de patitas en la calle.

Se llama Jesús Ares y, como ya no milita, le importa tres leches lo que digan sus exjefes de Madrid.

Se llama Jesús Ares. Y cuando su expartido se entretenía mirando hacia otro lado, Fraga intentó quitar hierro al asunto. Sus capotes no cubrieron la deshonra del alcalde, pero dejaron al aire las vergüenzas de don Manuel.

Se llama Jesús Ares y, aunque fue condenado por abusar sexualmente de una adolescente, sus concejales han cerrado filas. Al grito de "no ha cometido ninguna malversación de fondos", pretenden ignorar el irreparable daño infligido. Ares no manifiesta pesar por aquel tremendo desaguisado, pero apunta ahora perfiles de mártir.