Historiador

En las periferias de las grandes y medianas ciudades, cuando los cascos antiguos han ido perdiendo alicientes para la población con recursos económicos, se han ido creando barriadas de alto coste, donde los pisos y chalets de lujo crean una imagen de opulencia. Sin embargo, junto a esa ´corona de flores´, coexiste la ´corona de espinas´ de los barrios obreros.

Los barrios de aluvión que comenzaron a aparecer hace ya más de un siglo en nuestra tierra, presentan las características de ser zonas de autoconstrucción, levantadas por sus mismos propietarios a base de esfuerzos sobreañadidos a su trabajo de albañiles, pintores, carpinteros, mecánicos, fontaneros, electricistas... que en horas y días libres levantaron su hogar. Y poco a poco, estas expansiones urbanas sin dotaciones oficiales, han ido ganando identidad y convirtiéndose en zonas confortables. Ahora, con las crecientes necesidades de vivienda, las periferias siguen su desarrollo indefinido y surgen espacios de alto lujo junto a barriadas de absorción en las que los servicios municipales continúan siendo deficientes. Donde ahora la juventud se encuentra sin el aliciente de un trabajo a su medida e inseguridad, exclusión, marginalidad, delincuencia y droga extienden sus tentáculos como mancha de aceite cada vez más mortal. Es imprescindible, por ello, un plan concertado de todas las administraciones públicas para atajar tanto efecto perverso. Plan de educación permanente. De oferta formativa y autoempleo. De ocupación del ocio y tiempo libre. De asistencia social. De cuidados sanitarios y salubridad pública. Y junto a ello, dotarles de una cuidada infraestructura y dignos espacios públicos, bien equipados y atendidos. Todo esto resulta crucial para recomponer la convivencia. Vital para que se sostenga el estado de derecho. Ineludible si no queremos que a todos se nos hunda allí la humana dignidad.