WEwl sospechoso del asesinato de dos mujeres policías fue capturado ayer por la Guardia Civil en Girona. Su detención es tranquilizadora. La información que trasciende sobre su pasado resulta, en cambio, inquietante. Desde la primera condena por una agresión sexual, en 1986, Pedro Jiménez ya había sido detenido en tres ocasiones por robos, agresiones y violaciones cometidos durante permisos. La última vez, hace sólo un año, aunque la causa quedó archivada. Pero la buena conducta entre rejas se consideró suficiente para concederle un nueva salida de la cárcel, durante la cual se cometió el crimen de L´Hospitalet (Barcelona).

El ministro de Justicia, López Aguilar, y la consejera catalana de Interior, Montserrat Tura, admiten que debe iniciarse, aunque con serenidad, un doble debate. Por un lado, estudiar cómo lograr que el tratamiento y el diagnóstico de la peligrosidad de los presos sea más eficaz. Por el otro, replantear los permisos a los condenados por violencia sexual, ya que hay un altísimo porcentaje de reincidencia. Esta receptividad ante lo que ya es un clamor social se ha echado de menos, en cambio, en el consejero catalán de Justicia, precisamente el responsable político a quien concierne más directamente lo sucedido.