España acaba de entrar en la tercera recesión en el siglo XXI, con la caída brutal del PIB del 18,5% en el segundo trimestre, en relación con el trimestre anterior, en el que descendió un 5,2%, el peor dato hasta ahora de la serie histórica. La pandemia y el confinamiento para detenerla han provocado caídas generalizadas de la actividad económica en todos los países industrializados (9,5% en EEUU, 13,8% en Francia, 10,1% en Alemania, 12,1% en la Eurozona, 11,9% en la UE en su conjunto, en datos todos ellos del segundo trimestre en relación con el primero) que dibujan un panorama pavoroso, por mucho que Pedro Sánchez se haya esforzado en insuflar esperanza al decir que lo peor ha pasado y que ahora la economía ha iniciado ya la recuperación. La noticia del hundimiento del PIB en España se conoce solo días después de la EPA que reveló que en el segundo trimestre se perdió más de un millón de empleos, sin contar los más de tres millones de trabajadores afectados por los ertes, y que el déficit público se multiplicó por cinco en el primer semestre, alcanzando los 48.700 millones de euros, el 4,2% del PIB, un crecimiento superior al de todo el año pasado. Una de las causas del aumento del déficit es precisamente el dinero destinado a pagar los ertes, un incremento del gasto del 24%, y el desplome de los ingresos en un 14,4%.

La economía española es la más afectada entre los países europeos y por eso para salir de la recesión es imprescindible contar con el fondo de recuperación de 750.000 millones de la UE, de los que 140.000 corresponden a España. La distribución de estos fondos fue ayer uno de los temas de la conferencia de presidentes autonómicos en San Millán de la Cogolla (La Rioja), en la que Sánchez propuso una cogobernanza con las comunidades autónomas, con una conferencia sectorial encabezada por la ministra de Hacienda, aunque un comité interministerial presidido por el jefe del Gobierno será el encargado de hacer el seguimiento de los proyectos. Tras un acuerdo in extremis sobre el déficit y la deuda de Euskadi, el lendakari Íñigo Urkullu asistió a la reunión, de modo que la única ausencia fue la de Quim Torra. Después de haber manifestado que no iba para no blanquear la imagen del Rey, que abrió la cumbre, Torra justificó su ausencia diciendo que prefería defender los intereses de los catalanes que hacerse una foto protocolaria. La cita no fue solo una foto, ya que los trabajos duraron todo el día, y los intereses de los catalanes se defienden mejor asistiendo a la reunión que boicoteándola.

En la conferencia se abordó también el problema de los rebrotes del coronavirus, mal afrontados y peor comunicados, especialmente en Cataluña, con improvisación y contradicciones en las recomendaciones oficiales y con una formidable confusión en las cifras. Un país como Italia, similar a España en la incidencia del covid-19, está demostrando que se puede hacer mucho mejor. El momento al que nos enfrentamos obliga, por lo tanto, a una comunión de intereses que, por desgracia, seguimos lejos de tener tanto en el ámbito territorial como en el estrictamente político. H