Mañana se levanta el telón de la L Edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida, que al margen del aspecto púramente artístico, recupera otro clásico: las ardientes piedras sobre las que hay que sentarse para disfrutar, ya el primer día, del Yo, Claudio . Aunque los modernos cojines mitigan en parte las tórridas piedras, las altas temperaturas tienen asustado al público y también al actor principal de la obra, el veterano Héctor Alterio , que esta madrugada participará en el ensayo general con una temperatura ambiente que no es la propicia para el magnífico actor. Pero el festival emeritense es así y a los rigores del verano se tienen que acomodar quienes quieran darse el gustazo de representar en estas bimilenarias ruinas.

Los que no acaban de acostumbrarse a determinadas piedras son la mayoría de los emeritenses, especialmente en el caso de los mármoles de lápidas de su cementerio. Una familia ha recogido nada menos que 7.000 firmas para que se autorice el cambio de color de las lápidas, pero el equipo de Gobierno no parece estar por la labor. Los socialistas acusan al concejal popular del área de "falta de tolerancia" y reclaman que cada ciudadano elija cómo quiere enterrar a sus difuntos.