Profesor

Las habrán visto ustedes. Las piernas de doña Ana, digo. Las piernas ostensiblemente cruzadas de doña Ana Botella, sentada a la izquierda del Papa en la pasada visita de éste a Madrid. Y también las de don José María.

Las piernas cruzadas de don José María Aznar, digo, sentado a la derecha del romano pontífice en la escena que rememoramos. Como también verían en su día los pies apoyados sobre la mesa, allá en el rancho grande, de nuestro, ya por poco tiempo, presidente del Gobierno. Resulta curioso que fijarse en cómo colocan el señor presidente y su distinguida esposa las piernas cuando se hallan junto a alguno de los grandes personajes mundiales sea una buena forma de saber por dónde se encaminan los derroteros de la política española y cuál es la mentalidad de quienes la dirigen.

Antes que nada, y para evitar malentendidos, digamos que quien suscribe, como profesor que es, procura que sus jóvenes alumnos se encuentren cómodos en clase, sin que les obligue a permanecer tiesos como una vela o con los codos apoyados sobre la mesa. Pero, claro, tampoco les permite que bostecen abiertamente (salvo que la explicación del día lo haga inevitable), ni que pongan los pies sobre el pupitre. Por una cuestión de educación. De buena educación, se entiende.

Dicho lo anterior, apreciamos notables diferencias entre el disculpable gesto tejano, el de los pies sobre la mesa, cuando el puro en la mano, y esta imagen un tanto chocante de las piernas cruzadas ante el Papa. En el primer caso se trataba a fin de cuentas de una reunión de compinches. Sería absurdo que quienes, en clima de franca camaradería, se disponían a planificar el gran atropello de Irak, se preocuparan por si rozaban la mesa con las botas o ensuciaban la alfombra. Si no lo hacían por los miles de muertos inocentes que iban a causar sus bombas, menos lo iban a hacer por si se sentaban así o asá. De modo que nada que objetar, desde el punto de vista del protocolo y la coherencia, en este primer supuesto.

Pero, en el segundo, ¿tan creído se tiene el matrimonio Aznar su papel de figuras mundiales como para desairar tan ostensiblemente a Su Santidad comportándose ante él como lo harían ante cualquier compañerote de juergas?

Una de las razones que llevaron al PP al Gobierno, amén de los graves errores del PSOE, fue la imagen que supieron crear de su líder como persona modesta, carente de engreimientos. Pero, a lo que se ve, el actor termina metiéndose de tal forma en la piel de su personaje que llega a olvidarse de quién es realmente. Y a Aznar le han hecho interpretar tan frecuentemente en los últimos meses el papel de gran político mundial, que ha terminado por creérselo. ¿Que viene el Papa a España? No problem , se dirá para sí mismo en ese español tejano que tan bien domina. Me presento ante él con toda la tribu y para que todos se enteren, le digo a Ana que se muestre a su lado como yo, sin complejos. Y si Wojtyla se enfada, que se enfade. Total, para el caso que le hice a la bronca que me echó hace unas semanas en Roma...