TEtl 15 de diciembre pasará a la historia del parlamentarismo y de la política española: la presencia ante una comisión parlamentaria de una ciudadana de a pie como Pilar Manjón, desprovista de la estúpida parafernalia que adorna al filibusterismo habitual del lenguaje político, ha conseguido poner a cada uno en su sitio y ridiculizar a algunos diputados que no nos merecemos.

Durante mucho tiempo se ha despreciado cualquier articulación social ajena a los partidos, que siempre han recelado de movimientos que van por libre y que no están sujetos a la disciplina y a la partitura de los estrategas. La madurez que ha demostrado la ciudadanía ha puesto en evidencia a unos parlamentarios que llevan meses tirando piedras y rebuscando discursos mientras las víctimas contemplaban un bochornoso circo en el que también han participado algunos medios de comunicación. Si Pilar hubiera sido la primera en comparecer ante la comisión podríamos habernos ahorrado las risas de Pujalte o las ironías de Zaplana. Ahora se entiende el interés de algunos para que la intervención fuese a puerta cerrada. Cuando la voz de la calle y la del parlamento son tan distantes, los políticos deberían replantearse muchas cosas.

*Profesor y activista de los Derechos Humanos