TStiempre hemos conocido a descuideros que se llevan en las playas lo que encuentran con poca vigilancia, y también algunos forzamientos de grupos más o menos preparados. Lo ocurrido en la playa de Carcavelos, al norte de Lisboa, supera llamativamente lo hasta ahora conocido. Más de 500 preadolescentes y jóvenes aparecieron de imprevisto, asaltando a bañistas en un acto de pillaje que nos sonaba de las zonas de favelas de Brasil, por la cantidad y métodos. Poco pudo hacer la policía ante esta invasión pertrechada de navajas y armas cortas de fuego. En los suburbios de las grandes ciudades, llenos de inmigrantes sin trabajo, de adolescentes sin futuro, hay una bomba de relojería que nos puede estallar. ¿Cuál es la solución? Difícil siempre, pero lo menos consecuente es reforzar sólo métodos represivos, sin hacer un planteamiento global de atención socio-laboral y de vivienda, formativa, de inserción y convivencia. Ahora es el momento para todos. También para los que no tenemos playa ni formamos populosas ciudades, porque a cualquier lado llegarán antes o más tarde los conflictos, en esta sociedad plural que enfrenta opulencia y frustración con brechas cada vez más llamativas.

*Historiador