La situación que vive en los últimos años la barriada cacereña de Aldea Moret, donde habitan 14.000 personas, está dando muchos quebraderos de cabeza a los vecinos y a las autoridades locales y autonómicas. Pero no siempre fue así. El detonante de ese malestar general fue la construcción de más de un millar de viviendas sociales y la llegada a la zona de narcotraficantes, que tienen atemorizada a buena parte de la población.

La inseguridad en el barrio ha hecho que la asociación de vecinos recoja cientos de firmas para atajar el vandalismo y ha conseguido por ahora el compromiso de las administraciones de aumentar la plantilla de policías nacionales que patrullen la zona. Además, y ante la denuncia de los residentes de que hay casi medio millar de pisos ocupados ilegalmente, la Junta se ha comprometido a estudiar el fraude que se pueda estar dando en las viviendas sociales, ya que no le consta que el número sea tan elevado, aunque sí confirma que ya está tomando medidas para impedir que los pisos los habiten quienes no les corresponde. Pero la calma no llegará al barrio hasta que se haga un estudio en profundidad de cuál es la situación real y luego todos se vuelquen en poner remedio a unos males que comienzan a hacerse endémicos y que llegan a poner en peligro la convivencia en Aldea Moret.