Profesor

Desde hace unos meses se está trabajando en un nuevo Plan de Urbanismo para Cáceres. Salvo los técnicos, algunos políticos, los constructores y unas pocas personas ajenas a todo ello, nadie parece interesarse por el tema. Probablemente sea necesaria una pedagogía que haga llegar al ciudadano normal la importancia de este plan, la influencia que tendrá en su vida y la necesidad de que intervenga de alguna manera. Porque por muy técnico que sea el plan y por mucho lenguaje científico que utilicen los entendidos, nada impide convertir ese lenguaje al de uso común y hacerlo inteligible para la mayoría de la gente a quien va a afectar. A no ser que el uso de un lenguaje excesivamente técnico sea la excusa para ocultarlo al personal y reservarlo a unos cuantos privilegiados que se arrogan el derecho de decidir nuestra manera de vivir sin contar con nosotros.

Un plan de urbanismo consiste en planificar la ciudad en la que vamos a vivir. Nos dirá dónde y de qué manera se va a construir, qué altura tendrán los edificios, dónde se ubicarán los parques, cuántos serán y la extensión que tendrán, el lugar en el que se instalarán los servicios necesarios para el ciudadano. En fin, cuestiones todas ellas que son de sumo interés para cualquier persona. Porque no es lo mismo pasear una ciudad acogotada por altos edificios que hacerlo por calles abiertas al sol y al aire. No es igual dirigirse a la oficina o al hospital entre gigantescas torres de cemento que a través de frondosos parques. No es lo mismo aparcar aquí que allá.

Algo más que un rumor asegura que otros planes urbanísticos se han hecho en función de los intereses de unos cuantos. La manera de desmontar las suspicacias es dar información y propiciar la participación.