WEwl presidente de Seat, Andreas Schleef, ha asegurado que Volkswagen sigue considerando sus instalaciones en Martorell y Zona Franca como parte estratégica del grupo automovilístico. Es una manera de decir que Seat --la única marca de origen español en el mercado europeo-- no está en venta, pero también de confirmar que el precio a pagar por esa decisión es que las autoridades públicas acepten los ajustes que se preparan, sobre todo en el capítulo laboral.

La cifra indicativa es que sobran 1.400 puestos de trabajo. La explicación técnica empresarial queda clara: si han caído, desde hace meses, las ventas de vehículos fabricados en las plantas de Seat, tras el ajuste de producción debe seguir el de la plantilla. Con la legislación laboral en la mano, la autorización de ese proceso corresponde al gobierno catalán.

La cuestión de fondo es que los nuevos modelos de la marca Seat no han tenido la aceptación prevista --ni en España ni en la Unión Europea--, y los clásicos agotan su periodo de ventas. La dirección de Volkswagen cree que la crisis no es de márketing --como dicen los trabajadores--, sino de todo el modelo productivo, incluidos los costes salariales, y propone soluciones muy drásticas. Hay que encontrar una síntesis.