La crisis, que tiene acogotada a la sociedad occidental, es también un tiempo de oportunidades. Aquí, en Extremadura, hay ejemplos de ello y solo por el coraje que significa plantarle cara, arremeter contra las condiciones adversas y seguir adelante con el proyecto en el que crees, merece el mayor de los reconocimientos.

Por esta razón el ciclo formativo de creación de empresas que ha llevado a cabo la Fundación Mujeres en Cáceres es preciso saludarlo con un cerrado aplauso. El curso se ha saldado con el inicio de 18 proyectos empresariales, algunos tan ilusionantes como los que explicaron el pasado viernes en este periódico sus creadoras: Oriana Pop, una estudiante de Veterinaria, que abrirá con su novio una tienda de informática; Manuela Mesa, que empieza en enero a ofrecer un servicio integral para personas dependientes; o Silvia Díaz, una licenciada en Biología que pondrá en marcha una clínica de reproducción asistida. Oriana, Manuela y Silvia, como el resto de compañeras que durante dos meses han seguido el citado curso, no son solo unas emprendedoras, de las que cualquier sociedad está tan necesitada sea cual sea la coyuntura económica, sino, en estos tiempos de crisis, una referencia social, porque son las que están manteniendo la llama de la confianza en un futuro mejor. Una llama que, en el pasado, se fue pasando de emprendedor a emprendedor, de arriesgado a arriesgado, y que es la que ha permitido ver que las crisis solo son eternas para los que se conforman.