XRxecientemente ha aparecido como noticia la relación que existe entre los niveles de renta y los resultados escolares. El dato viene a confirmar lo que los profesionales de la educación conocen con detalle: en general, a bajos niveles de renta corresponden bajos resultados académicos. Nos tememos que en Extremadura este factor tiene una importancia considerable. Me atrevería a señalar, también, que el tipo de poblamiento, muy ruralizado y con una baja densidad de población, en un extenso territorio, es otro factor que influye en el rendimiento escolar.

Hay dos efectos inmediatos que se desprenden de estas dos circunstancias. Por un lado, existe en Extremadura un gran número de centros incompletos, con agrupamientos con niveles diversos y profesorado itinerante y, por otro, muchos centros no pueden ofertar un gran número de enseñanzas y tienen dificultades para los ciclos formativos y para la optatividad. Esta realidad no se refleja en los datos absolutos sobre ratios escolares (la ratio es el número de alumnos por profesor). Incluso estas ratios parecen bajas si atendemos sólo a sus valores numéricos. Según el Informe Anual del Consejo Escolar, las ratios no difieren notablemente de las medias del conjunto del Estado.

Pero si nos detenemos en un análisis más profundo, las consecuencias de la situación descrita tienen otros resultados menos alentadores. Con dos ejemplos expresivos podemos ilustrar estas consecuencias: supongamos un centro de Infantil y Primaria con un grupo de diez alumnos que agrupa a cuatro o cinco niveles, o un centro de Secundaria en el que toda la plantilla tiene una carga lectiva superior a 18 horas, sin apoyos, refuerzos, desdobles para laboratorio, etcétera. Alguien podrá decir que los ejemplos son rebuscados, pero puedo asegurar que son reales. ¿Qué efectos son previsibles para los resultados escolares en estos centros? Pues si tenemos en cuenta que esta situación va ligada a la baja renta y ruralidad, es fácil aventurar el pronóstico.

Según explican los profesionales que trabajan en estos centros, el primer efecto es la desmoralización. Pero superado este estado, cuando los directivos reclaman más medios a la Administración, suelen obtener como respuesta que las ratios no permiten una mayor dotación de personal y que el cupo (número total de profesores), por su escasez, no lo permite.

Los sindicatos y otras instituciones, como el propio Consejo Escolar de Extremadura, reclaman mayor dotación de las plantillas y otras medidas para paliar la situación.

La Administración, por su parte, ha dado sistemáticamente la callada por respuesta, negándose a negociar desde hace años un nuevo acuerdo de plantillas y un plan global para mejorar la situación. La extensión de este escrito no permite entrar en otros aspectos derivados de la situación, pero la demora en abordar de manera estructural este problema es una grave responsabilidad que pesa sobre el anterior equipo de la Consejería de Educación, y que el actual no parece dispuesto a afrontar.

Los sindicatos más representativos de la comunidad, renunciaron provisionalmente al final del curso pasado a las movilizaciones que tenían anunciadas en aras a un compromiso que contrajo la consejera con los mismos. En estos momentos, a pesar del tiempo transcurrido, no tenemos idea de ninguna iniciativa por parte de la Administración al respecto.

Desde CCOO entendemos que la situación no puede esperar más tiempo y si la Consejería de Educación no accede a sentarse a negociar pronto las organizaciones sindicales y el profesorado nos veremos obligados a dar una respuesta apropiada para forzar una solución.

*Secretario de Acción Sindical

Pública de la Federación de

Enseñanza de CCOO de Extremadura