Poco a poco el Gobierno, ahora en funciones, se va quedando más aislado a la hora de defender que la presencia de las tropas españolas en los conflictos internacionales eran simples misiones de paz. Por estas tierras sabemos de primera mano que lo que intentaban vender como ayuda humanitaria es llanamente la participación total en una guerra a la que nadie nos había llamado. Y si no que se lo pregunten a los familiares de los cientos de soldados extremeños destinados en Diwaniya, que llevan días a tiros con las milicias shiís, aunque por suerte aún no ha habido que lamentar ninguna desgracia. La verdad es que le quedan dos semanas de estancia en Irak, pero se están haciendo angustiosas.

Y si casi nadie duda de que esa participación en la guerra nos ha llevado a sufrir un magno atentado en decenas de madrileños, las cofradías penitenciales de la región no han dejado pasar la oportunidad de la Semana Santa para rendir homenaje a las víctimas del 11-M. Es espectacular ver con la devoción que los cofrades recuerdan a esos inocentes que sufrieron en sus carnes las represalias de unos fanáticos que se vengan así de nuestra participación en la guerra de Bush.