Llevo unos años preguntándome qué falla en la correa de transmisión entre los ciudadanos que tienen iniciativas y el poder político que, además de alentarlas (no hay partido político ni grupo en el gobierno que no lo incluya en su programa), debe hacerles un hueco en sus actuaciones de gobierno cuando surgen de la ciudadanía.

En Extremadura llevamos un retraso de siglos en cuestiones de participación ciudadana y, a veces, la sospecha de que la participación ciudadana no le interesa al poder se convierte en constatación que la realidad confirma un día sí y otro, también. A lo mejor es temor fundado del gobernante de que la parálisis ciudadana de la región no logre aunar fuerzas para llevar a cabo proyectos y el partido en el poder suple ese vacío elaborando proyectos para que la ciudadanía los ponga en marcha (que es el caso en nuestra región). Sin embargo lo que el ciudadano vive y siente es que desde el poder se coartan iniciativas ciudadanas concretas y se alimentan aquellas que al partido en el poder interesan, por las razones que sean.

El equilibrio desde el poder político, muy hábilmente conseguido hasta la fecha, es puro juego malabar. Por un lado, asistimos a un gran fuego de artificio de instituciones, multiplicación de funcionarios al cargo de las mismas y subvenciones creadas para despertar y propiciar la participación ciudadana (centros de creación joven, centros de nuevas tecnologías, centros de desarrollo rural, por citar sólo algunos). Por otro, el ciudadano se enfrenta a una larga, abstrusa y lenta burocracia, y a la absoluta falta de transparencia a la hora de conseguir apoyo a los proyectos que presenta o encontrar una fisura de viabilidad. No sé si el fallo del sistema radica en las instituciones más próximas a los ciudadanos, los ayuntamientos, o si es que desde las instituciones provinciales y regionales el poder político crea un cordón umbilical que sólo alimenta las iniciativas creadas desde arriba (véase la creación de museos o centros de interpretación creados, no desde la iniciativa ciudadana, sino desde la propia Junta de Extremadura) o acordes con los valores impuestos desde el poder o simple y llanamente -que es lo que se dice en las tertulias de mesa camilla- que se apoyan los proyectos de los que son de la cuerda política. El resultado, al final, de gran eficacia como todo lo que se programa con todos los medios y recursos con que cuenta el poder, a la hora de hacer los proyectos realidad, es de una uniformidad y monotonía que acaba aburriendo hasta las propias piedras. Si no fuera por ese aire de uniformidad --que va en contra de la dinamización turística que es el principio que alienta a gran parte de los proyectos llevados a término-- no habría perdido el tiempo con este análisis. Es cierto que la uniformidad permite un mejor funcionamiento de los engranajes y de la maquinaria. Pero lo que se gana en eficacia, se pierde lamentablemente en riqueza y originalidad. Y cuando el poder se deja llevar por el principio de originalidad, suele caer en manos de vates creativos que so pretexto de proyecto innovador de bien común lo que venden es mausoleo propio. ¿Sería posible guardar un cierto equilibrio?

Tal vez si desde los ayuntamientos se estuviera más al loro de las propuestas ciudadanas que surgen de manera espontánea y se defendieran frente a los dictados clientelistas desde el interior del partido (porque no nos engañemos, los partidos políticos son todo menos estructuras democráticas) habría proyectos de gran potencial para dinamizar zonas que serían viables. Esos proyectos suelen permanecer años enredados en la tela de araña de despachos, reuniones con políticos que no dicen ni sí ni no sino todo lo contrario, o la maraña de las convocatorias de subvenciones, a cual más enrevesada para acotar lo más posible que los fondos vayan a los proyectos de líneas ideológicas o de valores susceptibles de canalizar votos que permitan la perpetuación en el poder. Hay días que una tiene la impresión de asistir a un revival de aquellas iniciativas franquistas que satirizó La Madre del Cordero en su canción A beneficio de los huérfanos .

Viene esta reflexión a cuento, porque si no tenía ninguna duda de la viabilidad y la necesidad de la creación de un Museo, Centro de Documentación y Centro Pedagógico de la Albañilería y la Arquitectura popular, único de estas características en España cuando se dio a conocer a nuestros responsables políticos locales, provinciales o regionales en 2005 (que son los mismos en estos momentos), después de asistir a las IV Jornadas del Emigrante en Malpartida de Plasencia no me queda ya ninguna duda. La Exposición de Homenaje a los Albañiles que puede visitarse hasta el domingo 17 de agosto en las dependencias de las Escuelas constituye una buena muestra, el embrión de lo que pueden ser algunas de las salas permanentes de ese futuro Museo y el trabajo de investigación y de pedagogía que está por hacer. Lo que falta es la voluntad política de llevarlo a cabo ¿Del Ayuntamiento? ¿De la Junta? Eso es lo que deben preguntarse los chinatos. De 2005 para acá vamos viendo nacer en la región y fuera de ella proyectos que desarrollan y ponen en marcha ideas del proyecto que se presentó desde el Colectivo Cultural Chinato. ¿Será que no interesa para Malpartida de Plasencia? ¿O es que no nació desde personas de la cuerda política que nos gobierna? ¿O será que la iniciativa ciudadana espontánea no encaja en el engranaje del sistema?

*Escritora y profresora de francés. Presidente de ASAMA (Asociación de Amigos del Museo de la Albañilería).