Un milagro en 2008, un ganadero extremeño con lo que cae, sonríe y es santo a la vez. Los fieles levantamos altares y encendemos velas. Pedimos que la bravura de los toros de Monteviejo se mantenga, cuanto menos.

San Victorino... te rogamos señor, para que nos libres del mal y trabajes para la fiesta de los toros. Mejor que nadie, por méritos adquiridos... por ser feliz y además ganadero en esta primavera.

En la feria sevillana de abril 2008, tomaste bajo el brazo seis toros de Moraleja para llevarlos hasta las orillas del Guadalquivir y desde allí subir al cielo.

El Norte te rezaba desde hace un tiempo, pero desde el día 3/04/08 también te reza el Sur. Se hacen rogativas y se implora que para la próxima feria te contraten dos corridas, por merecerlo.

Victorino a los altares y los toros-artistas al carajo. El toro de Moraleja al poder y los toros-anovillados, descastados, afeitados, inocentes y manipulados por mil investigaciones científicas y otras filosofías bien intencionadas... al averno.

Mientras los toros y Victorino hacen polvo de los turrones en Monteviejo y las tiesas de Santa María, el ganadero hace historia y explica la verdad, la única verdad del toro de lidia, tan solo por distinguir el temperamento de una vaca brava del temperamento de una oveja, en todos sus matices.

Pan y toros de san Victorino, se piden ya, para la próxima feria sevillana... al fin.

Intercede por nosotros y logra que se vaya y vuelva a los toros, a pelotones, para gozar de una tarde de toros, con toros y no de una terna donde figuran jesulines, cayetanos, tomaes o julines, ante animales inocentes.

Nosotros rogaremos para que otros ganaderos, sigan tu camino y se olviden de los hijos-artistas de las vacas asturianas que rompen la mejor verdad de una cultura.

Juan Amarilla Domínguez **

Cáceres